viernes, 25 de marzo de 2011

Dios no es padre

No es raro escuchar hablar a gente religiosa sobre los "designios de Dios padre" haciendo una análogía de la deidad con la de un padre amoroso que se preocupa por el desarrollo y aprendizaje de sus hijos a quien quiere a todos por igual. Todo, con el afán de mostrar la omnibenevolencia de dios pero yo sinceramente creo que eso es infinitamente equivocado y quien siga comparando al dios abrahámico con una figura paternal amorosa después de leer esto es porque prefieren mantenerse mintiendo a ellos mismos y a los demás.

Primero que otra cosa, quiero establecer que la figura paternal que usaré para contrastar aquella que los creyentes insisten en adjudicar a su deidad es una con la que nos podemos identificar la mayoría de las personas. En otras palabras, es una imagen promediada y normalizada. Además, incluiré comentarios de lo que, en mi opinión, sería una mejor opción.

Habiendo dicho lo anterior, estamos listos para comenzar por analizar la primer afirmación que da pie a todo lo demás. "Dios es dador y creador de vida". Si alguna vez has escuchado lo anterior, es por esa razón que se refieren a dios como un padre.

En sentido estricto hay que hacer una distinción entre quien otorga la vida y quien  cria a un nuevo miembro de la sociedad. En otras palabras, habría que marcar una distinción y valoración entre padres biológicos y padres de crianza, en donde los primeros sólo se encargan de la procreación y los últimos se encargan de toda la educación, crianza y adaptación a la vida en sociedad por medio de lecciones, amor, disciplina y estructura, entre muchas otras cosas. También es justo mencionar que biológicamente las madres unicamente biológicas invierten mucho más que los padres únicamente biológicos pues después de la concepción hay que garantizar que la alimentación y desarrollo del embrión, feto o bebé llegue a término. Aun así, sigue habiendo una gran diferencia entre una madre de crianza y una que solo lo fuese biológica.

Hay quien alega que Dios es, por lo tanto, padre biológico por otorgar la vida de un nuevo ser. Pero demostrar eso queda en manos de quien esté interesado en producir evidencia extraordinaria que sustente extraordinarias afirmaciones. En lo que a nosotros respecta, es cosa de los humanos el reunirse para producir nuevos humanos de varias formas, coito "tradicional", fetrilización artificial y hasta la clonación podríamos contemplar pero el método es irrelevante a este punto.

Es entonces quien dice que "Dios muestra su inmensa sabiduría poniéndonos a prueba en diferentes momentos". Bien, los padres damos lecciones a nuestros hijos para que aprendan nuevas habilidades y desarrollen más las que ya tienen para que posteriormente puedan usarlas cuando se encuentren en una vida independiente. En la naturaleza los animales aprenden jugando a cazar a sus hermanos e insectos pequeños; tiempo después los padres son quienes enseñan con el ejemplo llevando a sus crías a verlos cazar o haciéndolos partícipes de las actividades vitales y cotidianas. Finalmente las crías tienen oportunidad de ir poniendo a prueba sus propias habilidades hasta que un día dejan el nido o bien son los padres quienes los obligan a dejarlo y el ciclo se repite. El humano es un primate que no se escapa en lo mínimo de ese mismo ciclo; claro está que las etapas por las que pasa un humano a lo largo de su desarrollo son mucho más complicadas que las del resto de los animales cuando son vistas a detalle, sobre todo por incluir entrenamiento sobre cosas abstractas y las interacciones laborales; por mencionar solo algunas. Sin embargo vistas de manera general los humanos siguen siendo animales que requerimos de entrenamiento sobre cómo funciona nuestro entorno para podernos desarrollas con plenitud una vez que intentemos ser independientes.

Tenemos entonces que un padre puede decirle a un hijo que existe una regla determinada y que debe ser acatada o de lo contrario podrían haber consecuencias de menor conveniencia para él. Análogo a esto tenemos lo que los creyentes hablan de reglas divinas y pretenden establecer su moral al rededor de ellas como sucede con los diez mandamientos y todo aquello que se considera pecado o los cinco pilares del Islam o el código de Hammurabi, por mencionar unas. Hasta ahí si se puede establecer una similitud con una actitud parental; el problema inicia cuando las consecuencias que tiene desobedecer la regla o quebrantarla implican un castigo que va más allá de las posibles consecuencias directas. Peor aun es cuando, encima de las consecuencias directas, se le suman castigos sin fin y es precisamente ahí en donde la analogía paternal se rompe por completo.

Para poder ver más claramente el punto anterior entraremos en ejemplos más concretos: Un padre puede decirle a su hijo: "...No quiero que llegues tarde a casa, solamente tienes permiso para llegar hasta antes de las 12 de la noche." En este caso, si el hijo obedece, la consecuencia directa será que el padre aumente la confianza en su hijo ante la evidencia del sentido de responsabilidad comprobado. Si, en cambio, el hijo desobedece, entonces el padre reconocerá que no hay evidencia aún de un amplio sentido de responsabilidad por parte del hijo y su confianza se verá disminuida. En este caso será opción del padre escoger un camino que le permita maximizar la lección que hace falta para con el hijo y por consiguiente buscar una mejor estrategia para reforzar ese valor. Algunos padres escogerán introducir un incentivo negativo y negar el permiso de la próxima salida o incluso de las próximas N salidas. Otros padres podrían escoger recortar el horario de arribo a casa hasta no ver una mejora. Sin embargo, raro sería que un padre en una situación como la anteriormente descrita decida prohibir absolutamente cualquier tipo de permiso y salidas por el tiempo que le quede de vida al hijo o que sea el padre quien amenace a su propio hijo diciendole que todas las faltas que cometa ante las reglas acordadas las pagaran con creces los nietos cuando estos nazcan.

Es importante mencionar que en ningún momento un padre está garantizando un marco de verdadero libre albedrío para con sus hijos. De hecho se construyen escenarios con estructuras limitadas que ayuden a preparar a los hijos de manera controlada hasta que sus capacidades sean tales que pueden lidiar con el entorno real.

En un contraste extremo podemos observar lo que los creyentes toman como enseñanzas y reglas divinas que obtienen, como todas las cosas, una consecuencia directa pero que encima de eso conllevan un castigo divino; normalmente el infierno por toda la eternidad. Para empezar, esto incluye el problema de que las analogías no son realmente correspondientes. Es decir, mientras por un lado se intenta poner a Dios como una figura paternal que pretende aleccionar a sus "hijos" y por el otro lado otorga premios y castigos completamente desmedidos, por ejemplo estableciendo que si quebrantas las leyes de Dios te hace acreedor al infierno eterno.

Una analogía corresponde cuando funciona tanto en un sentido como en el sentido opuesto. Por ejemplo: El sol es a la vida como la creatividad al arte. Sin embargo, en el caso de las analogías paternales de dios esto falla porque mientras que un padre educa a sus hijos como personas humanas, con reglas humanas y consecuencias y castigos humanos y adaptados a la edad de sus propios hijos; Dios aparentemente decide otorgar lecciones para humanos con castigos divinos inconmensurablemente desmedidos, ah y por cierto siempre aclarando la garantía de un libre albedrío. Si buscamos aplicar la analogía en sentido opuesto entonces esperaríamos ver como algo normal en un padre que otorga a un hijo pequeño castigos de adulto o castigos que provoquen consecuencias permanentes.

Imaginemos que un día una madre le dice a su hijo: "No quiero que repruebes el examen de matemáticas en la escuela" y que cuando el hijo reprueba entonces la madre lleva a su propio hijo al sótano de la casa y lo encadena al piso para después azotarle y abusar de el por diez días; causándole cicatrices psicológicas y físicas de porvida. Después la madre levanta el castigo y le pide otra vez al hijo que tome el examen de nueva cuenta, siempre insistiendo en que es una simple decisión de él no fallar esta vez en el examen, "tu escoges libremente qué pasará contigo!".
Llevemos más allá el ejemplo hipotético y supongamos que el hijo aún así falla una segunda vez en el examen. Ante el terror de las próximas consecuencias la madre le dice al hijo que será su propio hermano quien ahora pagará el error. La madre toma al segundo hijo y lo arroja a que los demás hijos de ella lo torturen hasta matarlo.
-¡Un momento!
¿Qué es lo que está tratando de enseñar la madre a su hijo aquí?
¿No sería mejor sentarse desde el principio con su hijo a ayudarlo a estudiar y si llega a fallar entonces intervenir e indagar cuales son los motivos y errores que lo llevaron a fallar en el examen?
-"¿Qué estoy diciendo? Una madre así debería ser encerrada en un hospital mental y salvar a sus hijos de semejante horror..."

Llevemos ya por mera curiosidad el ejemplo hipotético al extremo religioso, pero que extrañamente sigue sonando familiar. Supongamos que la madre, quien ha puesto y pone las reglas aun para con sus aterrorizados hijos, es quien realmente se disfraza del hijo que será golpeado y mutilado hasta la muerte y cuya consecuencia final es que el hijo con problemas de escuela reconozca la gran benevolencia de ella al ahorrarle la mutilación que es una regla que ella puso en primer lugar.

Honestamente cuando expongo este punto de esta manera recibo comentarios de que estoy caricaturizando a Cristo y su sacrificio. Pero caramba, esa si es una analogía 100% correspondiente. Y literalmente es lo que se le reconoce a Cristo que en la mente de los cristianos es el mismo Dios.
¿Cómo es que en todos las religiones se contemplan castigos infinitos para errores finitos?
¿Cómo es que se pretende educar humanos con enseñanzas divinas?

Cómo es que los creyentes no pueden ver lo incongruente que es el demandar amor en lugar de obtenerlo por méritos. En mi opinión, el respeto, el amor y la admiración son sentimientos que se deben ganar a pulso y que deben ser mantenidos constantemente y nunca otorgados gratuitamente y mucho menos exigidos y forzados a punta de castigos inmedibles e incomprensiblemente horrorosos.

Vemos otra analogía correspondiente. Imaginemos que un padre de familia les pide a sus hijos que reconozcan en el su gran bondad por darles como mesada 10 monedas a cada uno. Sin embargo, les advierte que de no reconocerlo como bondadoso los hará acreedores de castigos como encerrarlos en un ataúd bajo tierra por periodos prolongados o sumergirlos bajo el agua hasta que pierdan el conocimiento por ahogamiento. Un día uno de los niños se entera que a su mejor amigo le dan cada semana 15 monedas y les cuenta a los demás. Ese niño se encuentra con que algunos de sus hermanos son incrédulos pues tienen miedo a aceptar o inclusive a darse cuenta de que otros niños de su edad tienen padres mucho más bondadosos, así que deciden ignorar lo que el primero les dice. El resto de los hermanos si toman como cierto el relato del hermano porque han visto que su amigo realmente si tiene más monedas y puede comprar más cosas regularmente. De cualquier forma estos últimos deciden seguir aparentando ante su padre ya que temen el castigo. Ante todo, el primer grupo de hermanos denuncian al primero y el padre termina por ahogarlo en la bañera pero se muestra indiferente ante el hecho y la regla se mantiene: "Hijos míos, deben admirarme por bondadoso pues soy su padre y lo que digo es ley. Entonces les pregunto: ¿soy bondadoso?" A lo que los niños responden: -"si papá...". En términos de enseñanza la lección que estaría dando ese padre hipotético ha fracasado gravemente pues ninguno de sus hijos reconoce la bondad del padre sino que fabrican una realidad que pueden repetir sin ser corroborada con los demás pero que les permita evitar las consecuencias que tampoco están ligadas a la lección. Es decir, los niños no aprendieron a reconocer la bondad de su padre; en su lugar aprendieron a eludir las consecuencias de una lección que no funcionó.

Si ese dios del que todos alardean fuera ligeramente paternal sería como cualquier madre abnegada que llega agotada de trabajar a ayudar con la tarea a sus hijos y al mismo tiempo prepara la comida para que su nutrición no se vea afectada. Sería como cualquier padre de familia que toma dos empleos para conseguir dinero para pagar las medicinas de uno y las colegiaturas de otro. Sería como un padre que educa con el ejemplo para que sus hijos vean cómo lidiar con los problemas de manera directa. Sería como un padre que no pierde la paciencia y explica el mismo y en términos que el niño puede entender lecciones que le ayudan para la vida.

No puede existir un dios que sea un equivalente con un padre mientras exista la idea de un infierno, al menos uno moralmente aceptable y no un completo psicópata que enferma, tortura, mata y amenaza con castigos eternos a sus hijos a quienes contrapone por pura diversión.

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