jueves, 23 de junio de 2011

El opositor en mi

Nunca ha sido el objetivo de la ley de cualquier país mantenerse en secreto o fuera de la luz pública como lo haría un animal al asecho para después saltar encima de su presa desprevenida yendo directo al cuello. Es precisamente todo lo contrario; las leyes son publicadas para que todos los ciudadanos las sigan sin excepción. Incluso existe el principio que habla que el desconocimiento de las leyes no exime a nadie de cumplirlas o de ser acreedor de las sanciones que son consecuencia de quebrantar una ley. Es entonces cuando no comprendo cómo es que los políticos en mi país pretenden moverse por encima de la ley.

Si, si, ya se que eso pasa en todos lados y que sería muy ingenuo en pensar que eso no ocurre o que se puede erradicar. Desde luego que estoy consciente de eso. Sin embargo no me refiero a cualquier tipo de abuso de poder cometido por cualquier figura política. En concreto, y como es menester nuestro en este blog, me refiero en especifico a las flagrantes faltas a las leyes de separación de religión y estado cometidas por nuestros políticos. Nuestra república es laica, pésele a quien le pese; y eso no quiere decir que la ley esté en contra de la religión o que esté´únicamente a favor de los ateos. Laico quiere decir que no tendrá afiliación alguna con ninguna religión; se cuece aparte.

Existen beneficios claros para los habitantes de un país que empujan por mantener un gobierno y leyes laicas. Entre los más evidentes son el mantener una soberanía que no puede ser alterada por  los ministros de culto que obedecen a sus creencias y reglas propias que siempre están sujetas a interpretación subjetiva de quien tenga mayor poder. Un ejemplo concreto podría ser la clarísima influencia que tiene el Vaticano en las decisiones que toma la diocesis mexicana para establecer su postura en temas como la educación sexual, libertad reproductiva, derechos humanos, matrimonio homosexual, educación laica, moralidad y libertad de culto, sólo por mencionar unas cuantas. Sin un gobierno o leyes laicas, nuestro país quedaría por completo a merced de las interpretaciones y agenda que tenga el ministro de culto con mayor jerarquía. No habría forma de negarse a cumplir con reglas tremendamente inhumanas como las que vienen en Levítico en donde el castigo de un violador es casarse con la mujer que ha violado. Y habrán muchos que piensen que mientras uno sea católico en el caso de México no tendría problema alguno pues ya está acostumbrado; se equivoca.

Las reglas que están escritas en el libro sagrado de la religión mayoritaria son contradictorias entre sí y es y ha  sido causante de atrocidades históricas como las cruzadas, la conquista y la inquisición. Son esas reglas las que han dado cobijo a los curas pederastas pues en lugar de ponerlos a disposición de las autoridades se les han dado nuevas oportunidades en poblaciones cada vez más apartadas en donde el anonimato y el silencio de los mismos líderes de la iglesia habilitaron que proliferara la impunidad. Todo eso sin siquiera mencionar el hecho que sería completamente injusto que las personas de diferentes creencias tengan que apegarse a los mandamientos, reglas y rituales impuestos de manera arbitraria por la religión de mayor popularidad. Eso generaría segregación en la población y persecución. Un gobierno laico protege, en principio, a todos por igual.

Sin embargo, pareciera que nuestros legisladores y políticos requieren de unas clases de historia, leyes, humanismo, filosofía y ética. Es cierto que la independencia de México fue iniciada por un movimiento encabezado por un cura de la Iglesia Católica, quien tomó como estandarte la imagen de la Virgen de Guadalupe. Cierto, pero las motivaciones que predominaron en esa época fueron presentadas de una manera diferente para el común de la gente que peleó con machetes y palos que como fue presentada para los intelectuales que dieron origen al movimiento. La mejor evidencia de eso es que el grito original de independencia mencionaba el regreso de la corona a Fernando VII por parte del Cura Hidalgo.


Pareciera que los políticos que han salido a realizar campaña usan esa estrategia tramposa de mencionar a una deidad o espíritu para atraer a incautos a su movimiento. Desde la candidatura de Vicente Fox para presidente de la República Mexicana, quien uso un estandarte de la Virgen de Guadalupe en campaña y quién después escondió a su esposa ante el Papa, hasta las acciones de evidente favoritismo religioso que ha tenido tanto el mismo Presidente Calderón y el gobernador de Jalisco, Emilio González Marquez todo apunta a que si la mayoría opina que no hay problema con pisotear la ley entonces nadie ve la falla.

Y los panistas no son los únicos que cojean con ese pie, también los hay en el  PRI con la contratación de la bruja y adivina "La Paca" para investigar asesinatos políticos. En el PRD con Alejandro Encinas mencionando durante un debate que la delincuencia se da por la perdida de identidad con el deporte, familia, escuela e Iglesia. Y finalmente en el PT, el auto-proclamadoo "juarista" Andrés Manuel López Obrador está llevando agua a su molino con su nuevo movimiento "MoReNa" (Movimiento de Regeneración Nacional) con el que pide al pueblo mantener la fe y sugiere o hace referencia directa al apodo más común que tiene la Virgen de Guadalupe o bien "la Virgen Morena".

El movimiento MORENA de López Obrador es además de ilegal un movimiento que por definición implanta distinción o discriminación entre la población que no comparte ese conjunto de creencias y dogmas religiosos y ocurre a plena luz del día y ante las narices de todos, igual que con los panistas. Las alusiones que hace López Obrador no son sutiles, ni mucho menos y la evidencia de eso es la misma estrofa que tiene el himno del movimiento.
"Morena hija, 
Morena hermana, 
Morena madre de la Nación.  
Protege  la lucha mexicana, cuida las urnas de la elección."

Me pregunto si ante la mente de los seguidores de López Obrador, ahora que tienen a la mismísima Virgen de Guadalupe de su lado eso los hará completamente infalibles. Pero dejar el proceso democrático en manos de la Virgen o Dios o para el caso San Nicolás o Zeus resulta no solo irrisorio sino también polarizador, divisorio, discriminatorio e ilegal.
¿Qué sería de un candidato que crea en las cartas astrales y cuyo lema de campaña sea, los astros están hablando y el universo y la consciencia universal están a nuestro favor?
¿O bien un candidato musulmán que asegure que su misión es avalada por Alá?
¿Qué pasaría si de pronto el congreso de la unión fuera 90% musulmán y declararan que los días de asueto de  Semana Santa ya no son válidos y ahora los verdaderos días de asueto serán los que corresponden al Ramadan?
¿Qué pensaría un candidato que pierde las elecciones de manera inexplicable y quien gana le responda que fue un designio de dios y que por tanto no debe cuestionarlo?
Apostaría a que serían los católicos los primeros en tachar a esos candidatos hipotéticos de locos o que violentan la ley.
-¿Bueno, y qué dice la ley a todo esto?
...Queda estrictamente prohibida la formación de toda clase de agrupaciones políticas cuyo título tenga alguna palabra o indicación cualquiera que la relacione con alguna confesión religiosa. No podrán celebrarse en los templos reuniones de carácter político.
No señores políticos, no es justo que acarreen a la gente con la ficción de que son favorecidos por deidades que se aparecen en puentes, panes, pisos, puertas y prendas de ropa (por solo mencionar la letra P )con demandas absurdas de construcción de templos de adoración que mantienen a la misma gente sumida en la ignorancia y esperando a que alguien se torne en su salvador. Sepan que mientras ustedes se comporten por encima de la ley seguirán fomentando, desde arriba, la corrupción y el desprecio por la legalidad, la tolerancia y la inclusión de la diversidad que ha comprobado su eficacia en países del primer mundo.

No diré que la gente no debe votar por estos políticos porque se regodean en el poder que les da su posición  pues no es lo único que los define como servidores públicos. Pero si diré que es responsabilidad nuestra el levantar la mano a tiempo y hacerles ver que no pueden exigir legalidad cuando ellos mismos no la practican. También diré que ya estoy harto de que no se tome en cuenta las leyes que causan la incomodidad de "la mayoría" solo porque son la mayoría y que pongo mi grano de arena pues a partir de hoy han encontrado un opositor en mi.

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