viernes, 11 de febrero de 2011

Si persisten las molestias, póngase a rezar.

Existen varias definiciones de locura pero una que siempre me ha llamado la atención es la que Albert Einstein mencionó en una ocasión: -"Locura es intentar una y otra vez lo mismo, de la misma manera y esperar resultados diferentes"

Y quién sabe, tal vez solo seamos pocos los que pensamos que vale la pena reflexionar sobre las acciones que tomamos a diario para saber si estamos llegando a algún objetivo o es mejor dar la vuelta o tomar un atajo. Es decir, si decidimos que vamos a tomar un cierto curso de acción es conveniente entender qué señales se harán presentes; si es que las acciones que estamos tomando están teniendo resultado o no. Y esto se puede aplicar básicamente para todos los aspectos de nuestra vida. Si decidimos que vamos a estudiar para un examen, normalmente uno tomaría un listado de temas a estudiar y luego de repasarlos uno puede tratar de resolver algunos problemas o parafrasear lo que se acaba de leer para comprobar el entendimiento que se ha adquirido. Si uno falla en resolver los problemas de práctica o no logra hacer una buena síntesis de lo que se acaba de leer, entonces eso es buena evidencia de que el método seguido tiene deficiencias.

De manera comparativa la metodología que ha tomado la Iglesia Católica en particular es simplemente irrisoria; aunque no sea para nada la única religión en seguir este método de acción. Normalmente cuando existe un problema que queremos que resolver hacemos un plan de acción que nos acerque a la solución de el problema, dejando de lado todo aquello que nos aleje de resolverlo. Sin embargo, el plan de acción preferido por la Iglesia católica es diametral e increíblemente opuesto. Es más, es tan increíble, estimado lector, que pasa inadvertido por la sociedad; que literalmente lo come a diario pero no puede distinguir su sabor. Incluso, y para hacerlo más escandaloso, si alguna otra organización usara esa misma metodología la gente si puede distinguir el problema y las criticas no se dejan esperar.
¿Dónde esta esa real diferencia o ese doble estándar?

La forma que tiene la Iglesia Católica de atacar los problemas reales es por medio de conjuros, encantos y esencialmente lo que se conoce como pensamiento mágico. Y no, no estoy sobre simplificando las cosas con el afán de conseguir establecer mi punto. Literalmente eso está haciendo la Iglesia.

La arquidiócesis de Guadalajara lanzó un comunicado este pasado 2 de Febrero en donde expresó su lamento ante el alza de violencia en el país y en particular en la zona metropolitana tapatía. En el comunicado la arquidiócesis pidió a todos los fieles que, y aquí viene el conjuro, "elevaran sus oraciones a Dios para que pronto llegue la paz y que ilumine a las autoridades para que puedan tomar acciones conducentes y enérgicas para que cesen los actos violentos". No siendo suficiente el conjuro, el comunicado prosigue diciendo que es debido a la falta de temor a Dios uno de los factores que hacen a los miembros de los carteles hacer lo que hacen. Finalmente en un momento de descaro el comunicado se dirige a los maleantes, regateando de manera francamente cobarde e incongruente para que se limiten al menos a ser violentos entre ellos y dejen a los inocentes en paz. Cobarde por regatear el costo menor con quien no deben regatear y, en lugar de ello deberían exigir el cese absoluto de toda actividad delictiva de manera inmediata; esto no es un mercado para ponerse a regatear. Y también es incongruente porque el regateo lo hace la iglesia para que "la población no viva con miedo".
¿No era entonces la falta de miedo a Dios un mal?
¿Es la Iglesia la que decide qué tipo de miedo es correcto y cual no?
¿Qué tan grande debe ser el miedo a Dios que pueda congelar los nervios de un asesino a sueldo, de qué atrocidades es capaz ese miedo en un ciudadano normal?

La definición de terrorismo es la aplicación sistemática de acciones que infunden miedo o terror en individuos con el fin de controlar sus comportamientos o poder lograr ciertas metas. Recuerdo que muchas de mis amistades que son religiosos me comentan que la religión católica no es tan mala como las demás; eso es evidentemente falso, sobre todo después de haber visto las opiniones de la arquidiócesis.

Regresemos, por un instante al punto de la utilización de conjuros. Qué haríamos si un día, al llegar a nuestra casa nos diéramos cuenta de que ha sido saqueada y al acudir con las autoridades policíacas, éstas nos dijeran que debemos regresar a casa para rezar. Que debemos pedir a dios que ilumine a los ladrones para que encuentren un camino de arrepentimiento. Mucho peor sería este escenario si, por encima de la denuncia el policía que nos tome la declaración tuviera confesiones voluntarias de los ladrones que hicieron el atraco y que él decide no decir nada al respecto. Sin duda el sistema judicial se colapsaría en un instante.

El sistema judicial está soportado en el poder judicial que a su vez se alimenta del poder legislativo. En otras palabras, las autoridades judiciales son potenciadas y habilitadas por las leyes que existen en el país. Y mientras nuestros sistemas legislativos y judiciales distan mucho de perfectos, también es cierto que el marco de acción que representan permiten subsistir al país y habilitan a la población a encontrar para prosperar. En nuestro país existen varios códigos penales que esencialmente describen, a detalle, las reglas legales y define qué acciones se toman como castigables y cuales no.

Un buen ejemplo de código penal es el que se aplica como válido en todo el país, el código penal federal. Casi al principio del código, en su primer capitulo llamado "Reglas generales sobre delitos y responsabilidad" se definen los conceptos de delito y qué tipo de acciones lo constituyen y quienes son responsables cuando las acciones delictivas son ejecutadas.
  • "En los delitos de resultado material también será atribuible el resultado típico producido al que omita impedirlo, si éste tenia el deber jurídico de impedirlo.En estos casos se considerará que el resultado es consecuencia de una conducta omisiva, cuando se determine que el que omite impedirlo tenia el deber de actuar para ello, derivado de una ley, de un contrato o de su propio actuar precedente."
 En otras palabras, también es delincuente quien omite impedir un delito si tenía la posibilidad de impedirlo. Osea que cada que un cura recibe confesiones de delincuentes o narcotraficantes o que bien son invitados a bendecir ranchos y propiedades de los carteles y que aceptan dinero de parte de ellos son también delincuentes. Ahora, hay quien podría decir que en el código penal también se excluyen del delito a las personas que omiten impedir un delito si corren peligro o que el daño causado por su omisión es igual o menor al que se causa directamente por el delito en cuestión.
  • "V.- Se obre por la necesidad de salvaguardar un bien jurídico propio o ajeno, de un peligro real, actual o inminente, no ocasionado dolosamente por el agente, lesionando otro bien de menor o igual valor que el salvaguardado, siempre que el peligro no sea evitable por otros medios y el agente no tuviere el deber jurídico de afrontarlo"
Sin embargo hay 2 objeciones al respecto. La primera es que el tamaño de la institución que es la Iglesia Católica la hace increíblemente fuerte como para ser amedrentada realmente. No es necesario que el cura se levante y corra a la delegación de policía para denunciar al malhechor. Simplemente debe utilizar a la misma iglesia como instrumento de cooperación con las autoridades para lograr la captura de delincuentes. Vamos, ese mismo instrumento fue utilizado con la astucia y destreza de una agencia de inteligencia para ocultar de la luz pública las decenas de miles de abusos sexuales con menores de edad. La segunda objeción recae en la señal de extrema pasividad y adormecimiento que predomina en la Iglesia. Es la misma Iglesia quien produce una literal constricción en la población que tiene cautiva.

Porqué no se escucha nunca a la Iglesia y en particular la arquidiócesis de Guadalajara pedir a sus seguidores que dejen de ser pasivos y sigan aceptando cargar su cruz; que mejor se agrupen entre ellos para denunciar a quien ha cometido delitos. La Iglesia podría pedir a sus feligreses que denuncien a quien distribuye droga a menudeo en su colonia y que sea la misma Iglesia quien provea canales de protección y comunicación con las autoridades.

Desgraciadamente lo único importante para la iglesia, al igual que al resto de las religiones, es lo que viene después de esta vida y lo que ocurra con esta se puede ir directo por el retrete. Mientras tanto seguiremos viendo a los curas pedir una y mil veces que se les ablande el corazón a los narcotraficantes y violadores sin importar que una y mil veces no ha tenido resultado esa acción. Seguiremos viendo, entonces como se hace daño a la población por seguir acciones de locura, repetidas sistemáticamente sin considerar nunca la realidad y esperando una respuesta que nunca llegará porque el receptor no existe.
...Vaya que Einstein tenia razón.

Referencias:

  1. Comunicado
  2. Código Penal Federal

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