viernes, 5 de agosto de 2011

Reclamos de igualdad, generando inequidad.

Mucho del cómo percibimos una situación establece qué tan fácil será su planteamiento como problema o como oportunidad. Así que las situaciones que vivimos a diario como pensadores libres, ya sea ateos, agnósticos, escépticos o cualquier otra combinación de libertad mental nos representa una oportunidad de decisión; lo juzgamos como un problema o como una oportunidad, como bueno o como malo, como luchar contra corriente o como un cambio de paradigma, trauma o aprendizaje.

Por otro lado, tenemos que la manera en cómo planteamos un problema ayuda también a resolverlo, es decir, si buscaremos el cómo resolverlo o siquiera si es viable resolverlo, qué se necesita para ello y, tal vez lo más importante, si tiene sentido resolverlo. Todo esto es útil cuando vemos que la sociedad en donde vivimos tiene una cultura que deja de lado grandes ventajas y beneficios porque es poco tolerante a diferentes maneras de hablar, pensar o amar.

Algunas personas hablan de tolerancia e intolerancia  en términos de poder llevar la vida en relativa paz entre los diferentes grupos que mantienen estas diferencias que, para bien o para mal, nos han traído hasta el lugar en donde estamos hoy como sociedad. Otras personas opinan que el concepto de tolerancia está expresado en términos de soportar sin remedio todo lo que está evidentemente mal sobre un cierto grupo social a los ojos y forma de pensar por parte de otro grupo antagónico.

Esos dos conceptos de tolerancia aportan complicaciones en la sociedad pues son conceptos análogos a establecer una forma de guerra fría entre dos frentes irreconciliables. La consecuencia final es, creo, bastante evidente hoy en día. Hay una polarización de la sociedad que se dedica a mantener una mentalidad incongruente que, lejos de ayudarla la enferma e imposibilita para superarse.

En concreto, es realmente preocupante como hoy en día, con tantos avances de la ciencia, derechos humanos y leyes aun proliferan las ideas de supremacía de un grupo por encima de otro. Y ahora si no puedo excluir a ningún o de los grupos que revisaremos en éste artículo ya que de lo contrario estaría cayendo yo mismo en una incongruencia. Estas ideas de "yo soy mejor que tu", "merezco más que ellos", "ya tuvieron su oportunidad... ahora va la mía", "yo no tengo problemas, siempre y cuando no se metan conmigo" y otra infinidad de ejemplos que van de lo agresivo pasivo hasta lo verdaderamente psicópata y violento como lo reportado por LaMerry en su artículo "Que maten a los ateos... con todo el amor de dios" es algo que debe preocuparnos a ateos y creyentes por igual.

Sin embargo, y como mencioné antes, no puedo dejar pasar por alto los gravísimos ejemplos que he visto por parte de diferentes miembros de comunidades ateo-agnósticas. También nosotros hemos cometido el grave error de agredir pasiva y frontalmente a los creyentes de muchas maneras. Incluso debo aceptar que yo mismo he caído en provocaciones y he incurrido en conductas que lejos de resolver el problema solo son respuestas viscerales que dividen y complican la situación.

No hace mucho vi un reclamo por parte de un ateo que se quejaba de "la poca tolerancia y la falta tan grave al derecho de libre expresión" pues lo habían corrido de un foro de cristianos al que se había metido a exponer su punto de vista. Hasta ahí todo iba perfectamente bien; cualquiera pensaría que es un caso más de intolerancia cristiana. Todo esto dio un giro cuando, como parte del testimonio, este mismo ateo menciona que el "solo" les había puesto que no solo no creía que Dios no existía, sino que además "el se cagaba en dios". Es esto lo que creo que va mas allá de cualquier punto que este ateo haya querido establecer como válido. Y lo que considero digno de resaltar es que al hacer este tipo de comentarios en un foro evidentemente religioso es absolutamente esperable que le llamaran la atención o que lo corrieran de manera definitiva pues no se sabe conducir con respeto.

Y me costó mucho trabajo aceptar que "los de mi club" no estamos haciendo las cosas bien si es que nuestras mismas conductas nos llevan a aislarnos más de la sociedad a la que tanto exigimos nos consideren, nos respeten y nos incluyan. No podría estar más en acuerdo con el mediador del foro a donde se invitó en una primer instancia a este ateo a participar. En mi opinión es correcto que si uno establece un conjunto de reglas para una discusión y ambos lados de los participantes acceden a esas reglas entonces son ellos los absolutos responsables de seguirlas y cumplirlas. Tenemos entonces que este personaje después se sorprendía de que le hubieran llamado la atención por su "simple comentario".
¡Pero hay que estar fuera de toda empatía si es que uno no puede distinguir donde está su falta!

Y es aquí en donde hay que dejar claro que si uno como ateo no puede comprender que para un cristiano, Dios es literalmente su padre y que a el se debe no solo él mismo sino todo lo que hay en el universo entero y que un comentario como "me cago en Dios" es una ofensa muy grave y que no establece ningún punto a favor de ningún argumento dentro del debate en cuestión, entonces el debate debe terminar ahí mismo. Con esto no quiero , de ninguna manera disculpar el ultraje del que después fue objeto esta misma persona a manos de gente afiliada a otros foros religiosos pero esa es harina de otro costal, uno que no abriremos hoy.

Y ya se que muchos de mis lectores deben estar pensando que estoy doblando las manos y que estoy portándome "blandito" ante la problemática actual pero se estarían equivocando. Mi problema no es directamente con esta persona que supuestamente ofendió a "los pobrecitos cristianos", no. El problema es que el cometió esa falta y le llamaron la atención y luego es él quien se queja de intolerancia; es eso en lo que estoy en contra y que considero incongruente e inconveniente, porque el no es el único ni el más grave de los casos. entre los casos que considero reprobables hay vandalismo, amenazas, agresiones y violencia en general.

Y las razones para mi desacuerdo son muy sencillas de explicar realmente. Los que dejamos la religión para convertirnos en humanistas laicos,  ateos, agnósticos o simplemente pensadores libres hemos tenido que sufrir graves consecuencias porque tenemos una forma de pensar muy diferente que nos ha llevado a darnos cuenta que los argumentos que nos han dado como doctrina por muchos años carecen de veracidad y mérito para seguir siendo parte de nuestra percepción de la realidad. De igual manera, los que nacieron sin este adoctrinamiento compulsivo y religioso tienen que justificar muchas veces las acciones que toman y deben someterse a tratos desiguales que nos segregan y apartan de la sociedad. Tenemos que someternos a ser muy comúnmente el parámetro inferior en muchos aspectos, tenemos que soportar que nos llamen inmorales o hasta llegar al punto de subestimarnos con el estúpido argumento de "si tu no crees en nada entonces no te importa  si hago X".

Entonces, lo que quiero de la sociedad es que nos tome por quienes somos y que nuestros argumentos sean evaluados con base en los mismos méritos propios que esos argumentos logren y no por el hecho de que sea ateo o no. Es decir, el objetivo a perseguir aquí es la re-inclusión de la comunidad no creyente en la sociedad. Cualquier otra acción que no nos acerque a ese objetivo puede ser desechada de inmediato.

Tomemos como ejemplo cualquiera de los otros movimientos incluyentes o anti-discriminación de la historia. En el pasado las mujeres no tenían derecho ni siquiera a votar o a ser parte del gobierno. La lucha por la liberación femenina de los años 50 fue no solo importantísima para las mujeres sino para absolutamente toda la sociedad. Existen estudios estadísticos publicados por varias organizaciones, ente ellas la misma ONU en donde han encontrado que existe una correlación directa entre el promedio y calidad de vida de los habitantes de un país y el nivel de educación y libertad que tienen sus mujeres. De la misma manera, el impacto que tuvo la abolición de la esclavitud y las marchas en contra de la discriminación racial no fueron importantes exclusivamente para las minorías que estaban oprimidas, sino para la sociedad entera. Es gracias a nuestras diferencias y diversidad que la sociedad se enriquece y avanza hacia horizontes donde los problemas son de una índole más interesante y donde todos podemos y debemos ayudar.

Dentro de esos movimientos unificadores, sin embargo,  hubo quienes extraviaron el camino y comenzaron a portarse como el ateo que mencioné antes. Las feministas más recalcitrantes se tornaron en insoportables hembristas que pregonaban la supremacía femenina por encima del hombre y que ahora eran ellos quienes debían sufrir la esclavitud del hogar. Los negros que protestaron contra la discriminación racial y perdieron el piso junto con el objetivo final de una inclusión social se convirtieron en teóricos de conspiración plagados de dogmas con absolutamente ninguna base para sus creencias y que se convirtieron en el equivalente opuesto de los que alguna vez los mantuvieron como esclavos. En otras palabras, es muy sencillo que debido a la gran opresión que tiene una minoría x este propensa a querer "desquitarse" con sus opresores justo cuando la oportunidad se hace presente.

Cabe hacer una buena distinción que, habiendo dicho lo anterior, eso no quiere establecer que no podamos resaltar los puntos que consideramos ridículos en las escrituras que conocemos o que simplemente no debamos defendernos con los puños si es necesario. Pero hay que crear una estructura que permita establecer un rumbo que nos lleve a no convertirnos en la figura que nos oprime actualmente. En estos momentos no podemos darnos el lujo de ser nuestro peor enemigo.

¿Entonces ya no puedo llamarles "idiotas"?
¡Claro que puedes! Pero no vale luego ponerse de victima si ellos te corren de su casa.

En el movimiento ateo-agnóstico hay muchas vertientes de cómo acercarnos al problema y cada quien hace su propia propuesta. Hay quienes prefieren echar mano de la sátira, el humor y la ridiculización para crear conciencia de las conductas religiosas que son reprobables. Hay quienes preferimos educar, reflexionar, analizar y discutir de manera formal los puntos que tenemos en contra de las religiones o el concepto de deidades o incluso sobre las afirmaciones que se hace de su misma existencia. En mi opinión ambos frentes son válidos y ambos tienen puntos fuertes y débiles. Sin embargo creo que se pueden expresar y hacer avances importantes en nuestra misión estando en cualquiera de esos frentes. El límite lo marca la empatía y la  tolerancia, definida en los términos anteriormente mencionados.

Es decir, debemos tener muy en claro qué es lo que queremos de nuestro entorno. ¿Queremos que el resto de la sociedad nos acepte con nuestras formas diferentes de pensar y que se nos deje de tachar de inmorales solo por no creer en un poder superior?
¿Queremos que los que dejen de ser creyentes lo hagan por la fuerza y que adopten un pensamiento hipócrita que oculte sus verdaderas creencias? O bien preferimos que quien deje de creer sea por sus propios méritos y un completo convencimiento de que las afirmaciones de las distintas doctrinas religiosas carecen de fundamento.

A lo largo de la historia se puede constatar que cuando una sociedad es sometida a adoptar una nueva religión, es la misma sociedad la que termina por adaptarla a lo que mejor le acomode. El ejemplo más claro es la religión Católica que predomina aun en México. ¿Acaso queremos entre nuestros ciudadanos gente que se llame atea que aun esté buscando colgarse milagritos y "dogmas científicos"? La respuesta es: no, rotundamente NO.


En particular yo no comparto la idea conciliadora de que "todas las ideas y aportaciones merecen respeto". Eso es falso; las personas que emiten esas opiniones merecen el respeto pero sus ideas no necesariamente. Las ideas tienen que poder sostenerse por sus propios méritos y argumentos y si no son válidos entonces la idea no cuenta. De la misma manera, si la idea está cimentada en argumentos ridículos y moralmente reprobables entonces no tendré nunca reparo en mencionar que la idea en cuestión es completamente ridícula e idiota.

-¿Me estoy contradiciendo?
-No. Una cosa es pedir equidad y querer generar un cambio social que genere inclusión y riqueza cultural luchando, educando, haciendo notar donde están las faltas, eliminando ideas que son demotrablemente falsas o inconvenientes y otra, muy deferente, es pedir que no se nos trate discriminatoriamente por un lado y por el otro incurriendo en lo mismo que yo me quejo.


Es muy complicado ser un humano carente de incongruencias y a decir verdad no tengo siquiera evidencia de que eso sea posible lograrlo. Desde el hecho de que biológicamente y evolutivamente el cuerpo humano responde de una manera más drástica a los fracasos; secretando sustancias que convierten a eventos que de manera abstracta consideramos fracasos en eventos cada vez más indeseables para entonces no repetirlos nunca más. Sin embargo y paradójicamente son esos errores lo que generan y cultivan nuestra experiencia en la vida; y es esa misa experiencia  la que nos hace tomar mejores decisiones en la vida, haciendo el aprendizaje basado en errores algo deseable.

Si hay algo que me encanta de este movimiento ateo es que no puede tener dogmas ni esta metida la fe así que todo esto sera un largo y emocionante proceso de prueba y error. Tal cual como lo es la vida misma...

Referencias:
Estadisticas: www.gapminder.org

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