miércoles, 12 de enero de 2011

Superlativo

Durante toda mi vida he escuchado que la gente se refiere a Dios como omnibenevolente, omnipotente, omnipresente y muchas otras características. Y mientras que ya se han hecho varios análisis sobre las contradicciones en que se incurre al momento de tener una deidad que tenga tantos "omnis" en su currículo o la flagrante falta de evidencia que soporte semejantes afirmaciones, rara vez representan un motivo suficiente para renunciar a creer en ellas.

Habiendo dicho lo anterior, creo que hay una característica divina que nos ha estado mirando de frente y que no he visto analizada en la comunidad de escépticos de Internet y que probablemente represente un mejor caso a discutir y reflexionar. Por el otro lado tal vez no se ha manejado tanto este tema porque simplemente no es tan fuerte como argumento en contra y yo solo estaría perdiendo el tiempo pero a continuación trataré de exponer dicho caso lo mejor que puedo y serás tu, estimado lector, quien tenga la mejor opinión. Personalmente creo que la característica que estamos a punto de abordar contiene un aspecto paradójico y que aporta mucho a la posición contraria de la existencia de un Dios superlativo.
Cabe hacer una mención que en éste artículo haremos uso intensivo de nuestra imaginación y que incluso echaremos mano de algunos conceptos matemáticos que prometo mantener bajo estricto control para que al menos la parte nuclear del argumento se mantenga a flote y fácil de entender. La última cura en salud de este artículo es que creo que será un tema nuevo a debatir y que abrirá nuevas aristas de discusión porque no podría cubrir la totalidad de sus consecuencias en 1 solo artículo y que es muy probable que regrese a el.

La gente ha hablado desde que tengo memoria sobre las características superlativas que tiene Dios como si realmente tuvieran una relación personal entre ellos y su deidad. Dicen que es misericordioso y que es infinitamente bueno, que es infinitamente poderoso o incluso que Dios es eterno. Tanta plática de forma tan personal pareciera ser evidencia de un buen entendimiento de qué diantres significa el infinito. ¿No?
Pero luego vemos evidencia contraria a ese supuesto entendimiento. Vemos gente que dicen saber que el castigo del infierno es real y que es eterno pero luego son esas mismas personas las que van y cometen crímenes como asesinatos que los hacen candidatos al infierno. Es probable que estas personas no mantengan una real creencia con respecto del castigo eterno pero también es posible que esto sea porque no comprenden qué significa la palabra "eternidad". Tal vez piensan que la eternidad es como la pone Woody Allen: "La eternidad es un tiempo muy largo, en especial su final".

En las matemáticas, que es lo que tendremos que utilizar en esta ocasión, el infinito es realmente un concepto muy extraño e interesante y no un número. Cuando la gente piensa en infinito muchas veces lo imagina como equivalente al universo e incluso dicen que el universo es infinito pero dista mucho de la verdad. No es raro encontrar personas que se sorprendan cuando uno les dice que el número de granos de arena que existen en este planeta no es infinito o que, por ejemplo, el número de estrellas existentes en el universo sobrepasa el número de granos de arena de todas las playas de todo el planeta.
El infinito, como dije arriba, es un concepto matemático y no un número al que uno puede contar. En matemáticas como en el resto de las ciencias se requiere de mucha imaginación y destreza mental para no perder el hilo de las cosas. Ahora, también había mencionado que es un concepto extraño e interesante porque el hecho de que el infinito sea un concepto y no un número no lo excluye de la posibilidad de poder hacer operaciones aritméticas con los números( y otro montón de operaciones como límites, etc), teniendo consecuencias muy interesantes. 
Por ejemplo:

  • 1+ Infinito = Infinito
  • Infinito - 1 = Infinito

De manera similar podríamos pensar o reflexionar sobre las afirmaciones de infinito que se hacen sobre la naturaleza de cualquier dios.
Por ejemplo:
Definir a Dios como eterno, significa literalmente que tiene una cantidad de vida infinita. Dios tiene una vida infinitamente larga o que ha estado, está y estará vivo por un tiempo infinitamente largo entonces. Por el otro lado esta el universo con una edad aproximada de 13700 millones de años. Para darnos una idea de la diferencia de la edad del universo contra la supuesta edad de Dios tendríamos que restarle al infinito esos 13700 millones de años. El resultado es impresionante considerando el tamaño de la diferencia que se hace así: 
Infinito - 13,700,000,000 = Infinito. 
En otras palabras, es infinitamente más viejo Dios que el propio universo, nuestra "casa". Ok, hasta aquí todo va en acuerdo con nuestros amigos creyentes. Sin embargo, al considerar la otra opción de darnos cuenta de que el universo es infinitamente más joven que ese Dios. Es decir, en una vida infinitamente larga un evento que es infinitamente pequeño sería por consecuencia infinitamente insignificante. Esta es una conclusión interesante porque da puerta a que se puedan hacer muchas otras preguntas entorno a esta deidad.

Echemos a volar nuestra imaginación por un momento y supongan que un día están esperando un autobús. Mientras esperan el autobús notan que una persona les ha estado viendo directamente como si se hubieran conocido anteriormente. 

-"Hola, no te acuerdas de mi?"
-No, lo siento...¿Cuándo nos conocimos?
-"Hace muchiiiisimo tiempo!"
-¡Vaya! Lo siento mucho, realmente no logro recordarlo... me podría dar más información?
-"Si claro, nos conocimos en este mismo lugar hace 50 años. De verdad no recuerda usted nada?"
-Lamento muchísimo esto pero mi memoria debe estar fallando. Esa vez, platicamos durante mucho tiempo?
-"¡No fue tanto, pero si fueron unos excelentes 0.072 micro segundos!"

En el relato anterior la insignificancia del momento es literalmente despreciable y causaría que cualquiera le pidiera a ese supuesto conocido que se retire y nos deje de molestar. Pues la diferencia entre el relato anterior y el caso en el que Dios estaría sería literalmente infinitamente más dramático.

Veamos ahora el caso para el Dios omnipotente. Ser omnipotente significa que tiene una cantidad infinita de poder, por lo tanto es que Dios fue capaz de crear absolutamente todo lo que vemos y conocemos en el universo. La definición de poder es la cantidad de trabajo que se puede hacer con relación al tiempo que tomaría realizar dicho trabajo.

Para los que nos gustan las fórmulas eso se traduce en:
Poder = Trabajo/tiempo

La cantidad de poder que se requiere para crear nuestro universo es una cantidad impresionante pero al final de cuentas es finita. Entonces, para poder entender cuanto poder le costó a Dios crearnos habría que determinar el estado inicial de poder que Dios tenia al principio y restarle la cantidad que uso para crear el universo.  Eso se vería así:

PoderInfinito - PoderUniverso = PoderInfinito

En resumen, la cantidad que requirió hipotéticamente Dios para crear éste universo es infinitamente menor cuando se comprara contra la cantidad de poder que tiene. ¡Es decir, no le costó absolutamente nada crearlo! No tendría motivo alguno para tomarse ni siquiera 5 minutos de descanso; mucho menos el Domingo entero ni el Sabath ni nada. 

Consideremos por último la relación de acción contra recompensa que las religiones modernas abrahamicas contemplan. Estas religiones contemplan la existencia del infierno como una forma de castigo como consecuencia de desobedecer las reglas impuestas por Dios. Sin embargo cualquiera que sea la ofensa que una persona puede cometer será castigada con un castigo desmedido. Más precisamente hablando, será infinitamente desmedido el castigo tirando por borda toda comprensión de justicia divina.

Mientras más indagamos en esta supuesta naturaleza del Dios superlativo nos damos cuenta de que nos ubicamos en un papel cada vez más insignificante y despreciable para él porque a su hipotética escala no le costó el más mínimo trabajo ni el menor de sus ratos libres crear a sus ínfimas e insignificantes creaciones. Más aun, tratemos de analizar los supuestos sacrificios que tuvo que pasar Jesús, según la Biblia. Si para Dios 13700 millones de años son insignificantes sólo imagina lo insignificante que fue permanecer muerto por 3 días.

El Dios superlativo representa una paradoja que debería preocupar a los que creen en él. Mientras más poder tiene Dios menos importante resulta ser su relación con ellos y menos creíbles son todas esas historias de alianza divina y compromiso por parte de Dios con seres que no le representan nada.

La contradicción que encontramos nos obliga a pensar que si quisiéramos realmente entender el concepto de un dios comprometido con su creación, cómo lo tratan de establecer en las religiones populares debería ser un dios que le ha costado un tiempo y trabajo considerable hacer el universo entero, a manera de inversión. Un costo tal que se convierta en un verdadero incentivo para mantenerlo interesado pero de ser eso cierto entonces tendríamos que renunciar al Dios superlativo. Mientras menos superlativo ese dios es, más evidente es su similitud con una representación antropomórfica e injustificada a la que le podemos asignar todo lo que no entendemos aún. No sería mas que aquel deseo permanente de no tener que enfrentar la muerte de nosotros mismos o de nuestros seres queridos.

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