martes, 21 de septiembre de 2010

"Ser ateo debe ser triste y decadente..."

No podría estar más en desacuerdo hoy en día pero francamente yo llegué a pensar exactamente igual cuando tenía 13 años de edad. Estaba completamente intrigado por quién en éste planeta no podía ver lo majestuoso de la "creación" y que de ser así de ciego era por necio o bien porque algo malo le había pasado en la vida. Pero afortunadamente nunca he sido alguien que se quede únicamente con la primer explicación si no es de mi entera satisfacción. Así que seguí investigando y aun lo hago. 


Sin embargo, esa afirmación describe un juicio de valor que realmente depende de cada persona pero yo intentaré exponer mis motivos y razones personales por las que opino que no sólo es falso que "ser ateo es triste" sino que es mucho mejor que ser un creyente adepto a cualquiera de las religiones modernas.


Cabe aclarar que de manera estricta ser ateo es literalmente ser una persona que no tiene un dios o dioses en quien creer y que esto no es excluyente de creencias en cuestiones sobre naturales como los astrología, los duendes, las brujas o incluso la magia, entre muchas otras cosas. Así que haré una subdivisión de ese conjunto para hablar en exclusiva del grupo de ateos que somos escépticos en búsqueda de evidencia o que conocemos el método científico. Considero importante hacer dicha distinción porque implica un punto de vista mucho más informado y formal y porque también implica sostener una posición de manera consciente de entre muchas opciones claras y entendidas; en contraste con tener esa posición por mera ignorancia sobre el tema.


La libertad
La libertad de pensar, hacer, decir y actuar en la manera que nuestro intelecto propio nos dicte. Todo sin estar pensando en que hay un dictador invisible en otra dimensión anotando cada uno de nuestras acciones u omisiones para luego ponerlas en una gran balanza y darme premios o castigos. Ahora, la situación cambia drásticamente. La ética, la moral y tus costumbres en general están bajo tu propio escrutinio y tu propia consciencia. Es como si te dieran un gran lienzo en blanco para pintar o dibujar o usar la técnica que quieras cuando siempre estuviste acostumbrado a solo ir por la linea y sólo usar una única técnica permitida. Ahora si eres el dueño de tu "destino".


La responsabilidad
Ser libre y no tener un supervisor celestial implica una gran responsabilidad, al menos yo así lo veo. Uno es responsable de uno mismo y de las acciones que toma y el aprender a vivir con dichas decisiones, buenas o malas, nos hace más adultos y en forma general mejores personas. ¿Qué sería de las personas que viven afligidas con el rosario en una mano y la biblia en la otra si en lugar de malgastar horas de su vida postradas frente a un altar orando por un cambio le dedicaran ese mismo tiempo a hacer acciones concretas para dicho cambio? Este mundo no se ha cambiado en base a oración o a esperar que las cosas pasen; se ha hecho con acciones.


Una moral que no podemos apagar
La fé y el pensamiento crítico son dos conceptos tremendamente difíciles de mantener como compatibles en la consciencia. Lo mismo pasa con muchas de las afirmaciones, dogmas, mandamientos o reglas, si no es que todas, que emanan de las religiones que han existido.  Precisamente por eso es que la figura de dogma se vuelve necesaria para ellas; "No cuestiones el dogma x simplemente porque está prohibido hacerlo". Pero, porqué creer que x es verdadero ¿Solo porque si?
¿Dios comanda ciertas cosas porque son buenas o realmente son buenas únicamente porque Dios las comanda? 
¿Cómo podemos hacer semejante distinción nosotros mismos?
Desde pequeños nuestra curiosidad nos hace indagar, investigar y preguntar todo sobre todo. Si es naturaleza humana ser inquisitivo ¿porqué existen religiones que fomentan literalmente rendirse ante el dominio de Dios y apagar nuestro cerebro, poner de nuevo el embalaje y regresarlo al remitente?
Cuestionar las reglas religiosas y buscar un fundamento con el cual uno se siente identificado nos hace darnos cuenta de que dichas reglas no tienen nada de divinas; cuando mucho algunas son solo sobre generalizaciones de reglas de convivencia ancestrales. Normalmente los apologístas se cuelgan de la validez social generalizada de éstas reglas para intentar prolongar su vigencia como "mandato divino". Las religiones modernas son caldo de cultivo para la moralidad seccionada porque fomentan la interpretación enajenada de oraciones "sagradas" cómo verdades incuestionables y cuando éstas no concuerdan con la realidad entonces son obligadas a encajar.


La humildad
Una cosa es pensar que un Dios existe y otra muy diferente es creer que uno tiene una relación personal con el, ella, ellas o ellos y que sabemos exactamente:

  • ¿Qué quieren de nosotros? 
  • ¿Con quién debemos tener relaciones (sexuales o no)?
  • ¿Qué animales debemos comer?
  • ¿Qué debemos pensar o si lo que estamos pensando es correcto o no?
  • ¿Hacia donde debe apuntar nuestra cabeza al rezar?
  • ¿Qué moda es aceptable y cuál no?
  • ¿Qué telas deben mezclarse en nuestra vestimenta y cuales no?
  • ¿Con qué mano debemos limpiarnos el trasero?
Por si fuera poco, la creencia de relación personal no se queda ahí sino que se considera al supuesto "creador de todo el universo con capacidades infinitas" como el mandadero sin sueldo de cada quién o una especie de  genio de lampara mágica que está a nuestra disposición. Y cada quien va en su pequeño mundo de ilusión pensando en que su Dios personal lo cuida y favorece en todos los aspectos. 
¡Bah! Todos los creyentes religiosos rezan; "buenos y malos":

  • "...Diosito, has que mi equipo gane el torneo..."
  • "Te imploro que no me dejes llegar tarde..."
  • "Si Dios quiere me darán la promoción en mi trabajo..."
  • "Cuida mucho a mi hijo en la guerra"
  • "¡Nos ataca el ejercito enemigo! ¡Dios está de nuestra parte!"
  • "Es un milagro que la bala solo lo dejó hemiplégico y no lo mató"
  • "¡Dios te va a castigar por decir esas cosas!"
  • "¿Vas de compras? Ve con Dios..."
  • "Diosito no dejes que me atrapen. Si me ayudas, prometo que será mi último asalto..."

La sinceridad
Muchos religiosos me han dicho: "¡Ahá, entonces tampoco puedes comprobar que no existe!". Y mientras esa afirmación la considero válida no encuentro evidencia para inclinar la balanza hacia el otro lado ya que con esa misma lógica tendría que creer en mil supersticiones también. La sinceridad y humildad está en ubicarnos en nuestro entorno, en el universo y ver las cosas por lo que son. Aceptar nuestras propias limitaciones e ignorancia; aprender a decir no se y ser sinceros en nuestras capacidades pueden ser la mejor forma de detectar áreas de oportunidad en nuestra vida.



1 comentario:

  1. Saludos:

    Acabo de encontrar tu blog a través de Papá Escéptico. Muy interesante.
    Aunando a tu comentario sobre "La Responsabilidad", más de una vez me han dicho "que no quiero tener a quien rendirle cuentas", lo cual, claro, es absurdo pues todos nos rendimos cuentas mutuamente (habrá quien no las pague, pero eso es otra cosa) y por el contrario, no creer en un "sky daddy" nos obliga a ser más responsables con nuestros semejantes porque no hay de que "esa es la voluntad de Dios"... que chingá!

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