martes, 28 de septiembre de 2010

La estafa más grande de todos los tiempos: El cielo como premio.

¿Alguna vez te has preguntado porqué la gente apunta hacia arriba cuando se refiere al cielo o a Dios?
¿De dónde viene esa tradición de apuntar hacia "arriba"?
Nuestro diminuto planeta está ubicado en una remota orilla de una hermosa galaxia que hemos nombrado "Via Lactea". Vivimos entre las estrellas que nos acompañan en un viaje incierto. En nuestra casa, la Vía Láctea, no existen puntos de referencias tales como "arriba" o "abajo". Todo se tiene que ubicar con relación a algo más. El punto de referencia es simplemente relativo a algo más.
¿Entonces arriba de qué está el cielo?
Si un  canadiense y un argentino deciden mirar al cielo y pedir ayuda divina están viendo a puntos completamente distintos. Ok, entonces el cielo no está "arriba" literalmente. ¿Dónde está?
Las opiniones son tan variadas como son las creencias de lo sobrenatural:

  • Otra dimensión
  • Fuera de comprensión
  • En una esfera invisible que contiene a la tierra
  • Una ubicación literalmente geográfica en el planeta.
  • en los límites del universo.
  • etc.
Entre muchas otras ubicaciones igualmente de "probables" que las anteriores.

¿Qué tal que su ubicación no sea tan importante como lo es su contenido?
¿Qué ofrece el cielo que lo hace tan atractivo?
En contraste con la alternativa celestial, el infierno ha sido descrito con gran detalle en más de una ocasión. Tal vez la más conocida de las descripciones es la que hace Dante Alighieri, donde se describe en lo que a su visión son las diferentes etapas y castigos para las almas. Pero el cielo siempre ha carecido de descripciones tan detalladas que lo aparten de lo cotidiano y lo pongan en un plano sobre natural. Algunas películas han tratado de exponerlo como un lugar extremadamente similar a la tierra solo que la gente es amable con todos y con todo pero siempre se quedan cortos ya que la condición humana siempre termina apareciendo y causando conflictos en la trama de las películas.  A ver, analicemos: Si de niños nos prometen llevarnos a un parque de diversiones siempre y cuando nos portemos bien; tal vez la ubicación de dicho lugar no nos interese tanto. Sin embargo nunca habrá interés de parte de nosotros si la descripción de ese parque no es atractiva. ¿Cómo es que tanta gente está convencida de que el cielo es el mejor lugar para existir?
De la misma manera que decir que "sufrirás el dolor de que te saque los ojos una águila todos los días" genera una empatía casi inmediata; decir que "gozarás el placer de comer tarta de limón" simplemente no es ni remotamente un contra ejemplo equivalente.Tal vez las descripciones de cosas desagradables son más sencillas de lograr para una audiencia masiva que lograr pintar al cielo como atractivo para la misma audiencia. ¿Pudiera ser que los creyentes han incurrido en una creencia por antítesis? Es decir, "creo en lo atractivo del cielo porque es el exacto opuesto de los horrores que puedo imaginar".
¿Y si no es así?
En varias ocasiones, sacerdotes católicos han manifestado que el cielo es "estar en presencia del creador en contemplación eterna" (creo que comienzo a preferir la tarta de limón). ¿Cómo es que eso es atractivo? ¿Cómo es que "el creador de todo" ha decidido ponernos en la tierra pasar por muchas experiencias para luego postrarte frente a el para quedar completamente estupefacto y no hacer nada por toda la eternidad? ¿En qué parte de qué libro sagrado viene una descripción del cielo que sea realmente atractiva?
Habrá quien diga que 72 vírgenes son el paraíso  pero si son sólo 72 para toda la eternidad son realmente pocas. Ríos de vino, caminar en una nube, ver a tus seres queridos, recuperar la salud, etc. Son cosas realmente terrenales que son meros deseos de la gente mientras está viva. 
¿Si un ser amado muere y después le toca cuidarnos desde el cielo pasará las angustias que tendría aqui en la tierra si tuviera ese mismo empleo? Si la respuesta es si entonces un cielo con angustia no suena tán divino, suena mas bien terrenal. En cambio, si la respuesta es "no" entonces no suena a que realmente tenga el trabajo de cuidar al ser amado que aun no ha muerto. La angustia en ese caso es una respuesta ante la aceptación de la responsabilidad. ¿Qué clase de trabajo es aquel que es dedicado al cuidado de la vida y no implica preocupación alguna?
Y después de que el ser amado muere... ¿Acaso el primero queda desempleado?
... comienzo a sospechar que los creyentes han comprado algo que no les vendieron a un precio altísimo: Su propia vida.

martes, 21 de septiembre de 2010

"Ser ateo debe ser triste y decadente..."

No podría estar más en desacuerdo hoy en día pero francamente yo llegué a pensar exactamente igual cuando tenía 13 años de edad. Estaba completamente intrigado por quién en éste planeta no podía ver lo majestuoso de la "creación" y que de ser así de ciego era por necio o bien porque algo malo le había pasado en la vida. Pero afortunadamente nunca he sido alguien que se quede únicamente con la primer explicación si no es de mi entera satisfacción. Así que seguí investigando y aun lo hago. 


Sin embargo, esa afirmación describe un juicio de valor que realmente depende de cada persona pero yo intentaré exponer mis motivos y razones personales por las que opino que no sólo es falso que "ser ateo es triste" sino que es mucho mejor que ser un creyente adepto a cualquiera de las religiones modernas.


Cabe aclarar que de manera estricta ser ateo es literalmente ser una persona que no tiene un dios o dioses en quien creer y que esto no es excluyente de creencias en cuestiones sobre naturales como los astrología, los duendes, las brujas o incluso la magia, entre muchas otras cosas. Así que haré una subdivisión de ese conjunto para hablar en exclusiva del grupo de ateos que somos escépticos en búsqueda de evidencia o que conocemos el método científico. Considero importante hacer dicha distinción porque implica un punto de vista mucho más informado y formal y porque también implica sostener una posición de manera consciente de entre muchas opciones claras y entendidas; en contraste con tener esa posición por mera ignorancia sobre el tema.


La libertad
La libertad de pensar, hacer, decir y actuar en la manera que nuestro intelecto propio nos dicte. Todo sin estar pensando en que hay un dictador invisible en otra dimensión anotando cada uno de nuestras acciones u omisiones para luego ponerlas en una gran balanza y darme premios o castigos. Ahora, la situación cambia drásticamente. La ética, la moral y tus costumbres en general están bajo tu propio escrutinio y tu propia consciencia. Es como si te dieran un gran lienzo en blanco para pintar o dibujar o usar la técnica que quieras cuando siempre estuviste acostumbrado a solo ir por la linea y sólo usar una única técnica permitida. Ahora si eres el dueño de tu "destino".


La responsabilidad
Ser libre y no tener un supervisor celestial implica una gran responsabilidad, al menos yo así lo veo. Uno es responsable de uno mismo y de las acciones que toma y el aprender a vivir con dichas decisiones, buenas o malas, nos hace más adultos y en forma general mejores personas. ¿Qué sería de las personas que viven afligidas con el rosario en una mano y la biblia en la otra si en lugar de malgastar horas de su vida postradas frente a un altar orando por un cambio le dedicaran ese mismo tiempo a hacer acciones concretas para dicho cambio? Este mundo no se ha cambiado en base a oración o a esperar que las cosas pasen; se ha hecho con acciones.


Una moral que no podemos apagar
La fé y el pensamiento crítico son dos conceptos tremendamente difíciles de mantener como compatibles en la consciencia. Lo mismo pasa con muchas de las afirmaciones, dogmas, mandamientos o reglas, si no es que todas, que emanan de las religiones que han existido.  Precisamente por eso es que la figura de dogma se vuelve necesaria para ellas; "No cuestiones el dogma x simplemente porque está prohibido hacerlo". Pero, porqué creer que x es verdadero ¿Solo porque si?
¿Dios comanda ciertas cosas porque son buenas o realmente son buenas únicamente porque Dios las comanda? 
¿Cómo podemos hacer semejante distinción nosotros mismos?
Desde pequeños nuestra curiosidad nos hace indagar, investigar y preguntar todo sobre todo. Si es naturaleza humana ser inquisitivo ¿porqué existen religiones que fomentan literalmente rendirse ante el dominio de Dios y apagar nuestro cerebro, poner de nuevo el embalaje y regresarlo al remitente?
Cuestionar las reglas religiosas y buscar un fundamento con el cual uno se siente identificado nos hace darnos cuenta de que dichas reglas no tienen nada de divinas; cuando mucho algunas son solo sobre generalizaciones de reglas de convivencia ancestrales. Normalmente los apologístas se cuelgan de la validez social generalizada de éstas reglas para intentar prolongar su vigencia como "mandato divino". Las religiones modernas son caldo de cultivo para la moralidad seccionada porque fomentan la interpretación enajenada de oraciones "sagradas" cómo verdades incuestionables y cuando éstas no concuerdan con la realidad entonces son obligadas a encajar.


La humildad
Una cosa es pensar que un Dios existe y otra muy diferente es creer que uno tiene una relación personal con el, ella, ellas o ellos y que sabemos exactamente:

  • ¿Qué quieren de nosotros? 
  • ¿Con quién debemos tener relaciones (sexuales o no)?
  • ¿Qué animales debemos comer?
  • ¿Qué debemos pensar o si lo que estamos pensando es correcto o no?
  • ¿Hacia donde debe apuntar nuestra cabeza al rezar?
  • ¿Qué moda es aceptable y cuál no?
  • ¿Qué telas deben mezclarse en nuestra vestimenta y cuales no?
  • ¿Con qué mano debemos limpiarnos el trasero?
Por si fuera poco, la creencia de relación personal no se queda ahí sino que se considera al supuesto "creador de todo el universo con capacidades infinitas" como el mandadero sin sueldo de cada quién o una especie de  genio de lampara mágica que está a nuestra disposición. Y cada quien va en su pequeño mundo de ilusión pensando en que su Dios personal lo cuida y favorece en todos los aspectos. 
¡Bah! Todos los creyentes religiosos rezan; "buenos y malos":

  • "...Diosito, has que mi equipo gane el torneo..."
  • "Te imploro que no me dejes llegar tarde..."
  • "Si Dios quiere me darán la promoción en mi trabajo..."
  • "Cuida mucho a mi hijo en la guerra"
  • "¡Nos ataca el ejercito enemigo! ¡Dios está de nuestra parte!"
  • "Es un milagro que la bala solo lo dejó hemiplégico y no lo mató"
  • "¡Dios te va a castigar por decir esas cosas!"
  • "¿Vas de compras? Ve con Dios..."
  • "Diosito no dejes que me atrapen. Si me ayudas, prometo que será mi último asalto..."

La sinceridad
Muchos religiosos me han dicho: "¡Ahá, entonces tampoco puedes comprobar que no existe!". Y mientras esa afirmación la considero válida no encuentro evidencia para inclinar la balanza hacia el otro lado ya que con esa misma lógica tendría que creer en mil supersticiones también. La sinceridad y humildad está en ubicarnos en nuestro entorno, en el universo y ver las cosas por lo que son. Aceptar nuestras propias limitaciones e ignorancia; aprender a decir no se y ser sinceros en nuestras capacidades pueden ser la mejor forma de detectar áreas de oportunidad en nuestra vida.