martes, 15 de mayo de 2012

México, siempre infiel!


Era el año de 1990 y ya estaban todos los fieles mexicanos postrados en frente del sumo sacerdote, hoy Beato Su Santidad Excelentísima Juan Pablo II. Miles de compatriotas yacían postrados en total admiración cuales adolescentes que por primera vez tienen la oportunidad de ver descender del avión a los mismísimos Beatles; esperando a que aquella figura pronunciara palabras de altísima sabiduría y profunda reflexión. Palabras únicamente esperables de alguien que tiene una grado supremo, no sólo de iluminación divina sino de cercanía con la entidad divina, incomprensible, incalculable, omnipotente y, finalmente, único responsable y diseñador de todo lo que conocemos y podremos conocer. Si, así es, el Alfa y el Omega, la santísima trinidad en conjunto y también por separado; Dios, para no tener que entrar en detalles. Y no dios, sino Dios pues no hay que andarse con rodeos, hay que servir al verdadero y único.

Así púes, transcurrieron porras para el Papa mientras su erudito y excelso mensaje comenzó a fluir.

-"Méeeexico saaaabe bailar!"

La multitud entró en un estado de euforia ante la sabiduría de aquel mensaje que de seguro detonaría tesis doctorales en su análisis y contenidos ocultos al ojo no experto.

-"México sabe rezar"

Agregó aquel Papa joven que decidió convertir en tierra santa el territorio mexicano

-"México sabe cantar"
-"Pero más que todo... México sabe gritar!"
-"México siempre fiel! ¡Adiós!"


Recalcó el sumo pontífice haciendo estallar en alaridos de los fieles aquel lugar que se habría convertido en motivo de orgullo nacional. El Papa había acuñado la frase que definiría a la población católica y mexicana por el resto de los días. "¡México, siempre fiel!".





La palabra fidelidad tiene varias acepciones pero las aceptadas actualmente por la Real Academia de la legua española son:
fidelidad.(Del lat. fidelĭtas, -ātis).

1. f. Lealtad, observancia de la fe que alguien debe a otra persona.
2. f. Puntualidad, exactitud en la ejecución de algo.
De forma inmediata podemos ver que los dos significados de fidelidad aceptados de manera general por los pueblos de habla hispana nos sirven como un marco de referencia que permite evaluar aquella aseveración papal con respecto a la fidelidad del pueblo mexicano.

Para poder llevar a cabo este análisis, que considero tan necesario, podemos comenzar por definir algunas medidas o características de la cualidad de ser fiel. Es decir, para poder ser considerado fiel, se necesita poseer como características la lealtad, ser observable en nuestra fe, puntualidad y exactitud en la ejecución de las leyes o reglas; características que identifican a la perfección a este santo pueblo mexicano, quien hoy en día representa, galantemente, "la segunda nación más católica del mundo" según el mismo presidente de la república mexicana, Felipe Calderón Hinojosa.

Como todo buen análisis hay que poner miras en el principio de las cosas, y como las cosas tienen un principio en la historia, remontémonos pues al pasado para revisar cómo hemos estado comportándonos para ver si es cierto que merecemos semejante acusación de fidelidad.

México, mucho antes de ser una nación era un conjunto de tierras habitadas por diferentes tribus indígenas que compartían muy poco entre sí. Algunas, enormes civilizaciones como la azteca y otras más pequeñas que sufrían el yugo constante de los primeros. No había un lenguaje común que les permitiera ponerse de acuerdo o siquiera negociar de manera efectiva. No había tampoco una cultura general entre las distintas civilizaciones o tribus que habitaban el ahora terreno nacional que permitiera el surgimiento de una identidad como nación. Incluso muchos de los asentamientos indígenas de hoy en día siguen comportándose tal cual como en aquella época.

Dentro de las pocas coincidencias estaban la creencia en religiones politeístas y el compartir siempre conflictos bélicos entre tribus enemigas por diversas razones. Ante esto, poco podemos decir sobre la fidelidad mexicana ante la religión católica romana. México aun no era una nación.

Después vino la conquista por parte de los españoles y tras centenares de miles de muertes y bajas en la población indígena vino la introducción de la religión Católica romana por la fuerza, con el pretexto de salvar las almas de los "salvajes" quienes aun ofrecían sacrificios humanos para calmar la ira de los dioses. Y es que de verdad hay que estar completamente loco o idiota para creer en una religión que ofrece sacrificios humanos para calmar los ánimos de un dios iracundo que es capaz de destruir a toda la humanidad con un simple soplo de su aliento divino.

Claro, los curas que españoles debieron sentir horror al ver los sacrificios humanos cuando lo sensato es creer en otra religión que considera mejor torturar, asesinar y sacrificar al mismo hijo de Dios como ofrenda de sangre para después pretender comer su sangre y carne en cada ritual y así lograr calmar su obsesivo deseo de acabar con todo lo que él mismo ha creado.

La religión entró por la fuerza como entran las lavativas en los hospitales y después hay que aguantarse hasta que el doctor diga que puede ir uno al baño a exonerar la sarta de porquerías que uno trae dentro. Todo siguió ese mismo curso hasta que los curas se dieron cuenta de su error: "Uno puede llevar el caballo al río pero no forzarlo a beber agua". Los "salvajes indios" seguían creyendo, en la privacidad de sus chozas, en sus muchos dioses y diosas. Seguían rezando a la hermosa Tonantzin y seguían encomendando sus tierras a Tlaloc para que estuvieran bien regadas y el maíz fuera bueno para el cuerpo. Mientras tanto, los "indios" seguían pretendiendo balbucear en latín las oraciones que eran destinadas al dios blanco y mutilado que aparecía en los lúgubres templos de los curas españoles.

La nueva España realmente comenzó aquí su carrera de infidelidad mental ante la imposición de un dios menos cercano, menos creíble, débil, malo para la guerra y la siembra y cuya historia no concordaba con la realidad indígena de la época. Aquí no hubo nunca fidelidad real.

Mucho tiempo después, siglos para ser preciso, la Iglesia Católica dio con el clavo. Era más fácil entrelazar la historia de la virgen del monte, proveniente de España, con la imagen de la mismísima y hermosa Tonantzin y misteriosamente apareció la Virgen de Guadalupe ante los ojos atónitos de un tal Juan Diego, indio pastor y vehículo que sirviera como leyenda para engatusar a los ya de por si aturdidos "indios".

La historia fue suficiente para cimbrar los cimientos de la ya de por sí muy minada cultura indígena y poco a poco la leyenda tomó fuerza. Suficiente como para al pasar de las generaciones la cultura comenzara a adaptarse para poder sobrevivir. Aquella mentira se convertiría verdad y luego en una innegable realidad que era soportada por leyendas y hasta una supuesta imagen de la Virgen Morena. Todos se dedicaron a adorar a la virgen y pronto se convirtió en tradición que marcaría la pauta y ritmo a seguir. Al fin el pueblo aquel ya no estaba plagado de "indios salvajes"; pero tampoco quedaban españoles de raza pura. El tiempo se encargó de evolucionar la cultura para permitir dar sentido a los mitos, mentiras repetidas tantísimas veces que en verdad se convirtieron.

Sin embargo, la realidad no había mejorado del todo. Ahora, era Tonantzin, "la niña de los ojos de todo creyente", la Virgen de Guadalupe, la que habría que interceder por todos los mexicanos para poder hablar con aquel dios distante y mutilado entre una cruz de madera. Supongo que la Iglesia debió pensar: "de lo perdido... lo encontrado".


Pero en realidad la idea original de la Iglesia Católica y Romana nunca había entrado completa, tener que apoyarse de santos intermediarios para tener una relación con Cristo resulta más bien una evidencia de la falla de su metodología didáctica más que de un apalancamiento con figuras que promuevan la fe en Cristo. En todo caso, la fe mexicana había comenzado gracias a la real intervención de la leyenda de la Virgen de Guadalupe; una Virgen “india” igual que todos.

Después aquella imagen de la Virgen tuvo que ser usada para desatar la guerra de independencia. Durante aquellas épocas la fe del pueblo mexicano se depositó durante muchos años en la Iglesia Católica y mientras el país no se tambaleaba en su fe; si lo hacía en todos los demás aspectos. Los abusos de las autoridades a manos de diferentes líderes, invasiones extranjeras y varias intervenciones del reciclado Antonio López de Santa Anna, hicieron evidente que la influencia de la Iglesia era demasiada en la mente de la población y el rumbo de la nación. Vinieron entonces las leyes de Reforma que terminarían por establecer en la Constitución Mexicana una tácita separación entre los menesteres de la Iglesia y los del Estado.

Se prohibieron las demostraciones religiosas fuera de los centros de culto y se limitó a los curas a decir misa y perdieron voz y voto. Toda crítica a las instituciones de la Nación sería una violación constitucional y la educación sería laica por obligación en todas las escuelas de gobierno. Siendo estos dos últimos puntos los que funcionarían como pretexto para decir que el Estado estaba sacando a Dios de las escuelas. Sin embargo estas leyes, no tuvieron su aplicación real y vehemente hasta después de la asunción del General Calles al cargo de Presidente de la República Mexicana en el año de 1924

El cura católico José Mora y del Río quien llegó a ser Arzobispo de México desde 1909 hasta 1928, se distinguió siempre por llevar a cabo un apostolado social y activista y fue él quien comenzó a avivar las llamas del movimiento clerical que rechazaba la nueva laicidad del Estado. Finalmente, Mora y del Río fue desterrado a San Antonio, Texas.

El movimiento de rechazo a los artículos 3°, 5°, 24, 27 y 130 de la Constitución que había emprendido el clero desde 1917, se reactivó el 27 de enero de 1929 cuando el diario "El Universal" anunció que el Episcopado Nacional promovería nuevamente la modificación de esos preceptos. El 4 de febrero, el arzobispo Mora y del Río confirmó la noticia y declaró: "La Iglesia combatirá las leyes injustas y contrarias al derecho natural", e hizo publicar en el propio periódico el desplegado Protesta Colectiva del Episcopado, que ya se había hecho circular en 1917.

Calles consignó ante la Procuraduría General de Justicia las publicaciones para las averiguaciones correspondientes y giró a los gobernadores dos circulares, el 13 y el 15 del mismo mes, indicándoles que procedieran a clausurar los conventos y las escuelas confesionales, a determinar el número máximo de ministros de los cultos en sus jurisdicciones y a vigilar que éstos fueran mexicanos por nacimiento.

Los pocos fieles que quedaban en México tuvieron que sufrir la puñalada trapera a manos del Papa Pío XI quien ordenó a todos los curas suspender el culto en todos los templos. ¡Vaya fidelidad la de la Iglesia Católica! Una huelga de culto a costa de la fe de sus propios seguidores. Mas que fidelidad, esto se asemeja mas a una relación de codependencia y utilización. De esas que cualquier abogado usa como cuchillo como causal de divorcio.

Muchos curas que perdieron el reconocimiento como autoridad eclesiástica por parte del gobierno comenzaron las movilizaciones en las escuelas en donde se impartía educación mezclada con religión. La falta de ánimos de luchar por parte de la población que a duras penas se recuperaba de la Revolución y con el pretexto de que el Gobierno estaba intentando sacar a Jesucristo de las escuelas enviaron a niños y jóvenes a luchar por su causa en repudio a las leyes de separación de Iglesia-Estado.

Se suscitaron los hechos violentos de la rebelión cristera y se pidió la intervención extranjera "para tirar al Gobierno". La guerra civil dio comienzo el 15 de agosto, en Valparaíso, Zacatecas, la cual se generalizó en el occidente de la República el primero de enero de 1927 y terminó el 21 de julio de 1929, cuando ya Calles había entregado la Presidencia de la República.

Durante la Guerra Cristera murieron más de 70 mil católicos, entre ellos cerca de 90 sacerdotes. El conflicto termina con la suspensión del Artículo 130 y la deposición de las armas por parte de los cristeros. En aquellos momentos la fe del pueblo mexicano se tuvo que poner a prueba una vez más por los intereses de la Iglesia sin tomar en cuenta cuántas vidas tomara.

Sin embargo, el conflicto entre el Estado y los Cristeros no fue el único problema que enfrentaba el País. A ese conflicto se le sumaron la reelección del General Obregón y la crisis por el choque ideológico entre los Obreros de la CROM (Confederación Regional de Obreros Mexicanos) y la Iglesia Católica que había propiciado la creación del Partido Católico Nacional o Partido Negro.

El conflicto es más fácil de explicar si tomamos en cuenta que en esas fechas había un repudio generalizado a todos los extranjeros. Pues la pelea por el petróleo y recursos de la Nación ya había comenzado a escalar, tanto en ánimos como en acciones, y la mera existencia de un Partido Católico, adicto a los designios del Papa, un extranjero con poder sobre mexicanos y el futuro del país, fueron suficientes para que, con ánimos de debilitar las filas de los católicos, la CROM fundara un proyecto de una Iglesia Mexicana con un Papa local; así como se oye, un Papa completamente mexicano. Y, aunque ese proyecto fracasó se establece una vez más la tajante falta de fidelidad. “¡Habemus Papam Mexicanus!”

Las relaciones que México tenía con el Vaticano se vieron cercenadas por completo hasta el año de 1991 que fueron restablecidas a manos del Presidente Carlos Salinas y no es sino hasta el mandato de Felipe Calderón que se crean las leyes de asociaciones religiosas que permitieron dar reconocimiento a la jerarquía eclesiástica y pudieron dar forma a las ya antiguas y empolvadas leyes de reforma de separación de Iglesia-Estado.

Por encima de todo, en todo ese tiempo la Iglesia Católica ha ido perdiendo adeptos ante otras opciones religiosas y no religiosas también. Los medios de comunicación actuales y la promoción de pseudo medicamentos, rituales, horóscopos y demás patrañas han logrado pasar a México de ser un país de 95% Católico a uno de 84% en tan solo 20 años. Siendo la población identificada como "sin religión" una de las de más rápido crecimiento, según el censo del INEGI del 2010.

Y si bien, aún quedan dudas sobre la terrible infidelidad mexicana ante la Iglesia, aun queda por enfocarnos a los que pertenecen a ese actual 85% de la población fiel y católica mexicana.
Quedamos que la fidelidad también se mide en la observancia del cumplimiento de las reglas. Una de esas puede ser las reglas que ejerce la Iglesia Católica sobre la censura reproductiva de todos sus fieles. En ella están prohibidos todos los métodos de prevención natal que "no sean naturales" como el ritmo o el método Billings.

Sin embargo, y con base en los documentos oficiales del INEGI, podemos encontrar que el 72% de la población de mujeres en edad reproductiva se reporta la utilización de métodos anticonceptivos prohibidos o desaprobados por la Iglesia; siendo la Salpingoclasia el primero de ellos con una preferencia del 43.9% y seguidos del Dispositivo Intrauterino (DIU) con 20.6% y las pastillas anticonceptivas con una preferencia del 10.4%. Todos prohibidos por la Iglesia.

Con lo cual podemos establecer que aún perdura la grandísima infidelidad e hipocresía por parte de los "católicos" mexicanos que aun se jactan de ser un pueblo elegido por Dios mismo para que su madre cuide en especial de ellos. Pero que en cuanto salen de misa y regresan a la comodidad de la alcoba realizan acciones prohibidas por la madre de su religión. Tal pareciera que sigue presente el mismo modo de operación de rezar en un lenguaje y después actuar diferente en lo privado.

Si es esa la fidelidad que exige o reconoce la Iglesia Católica como deseable o admirable, no me sorprende en lo mínimo que las tasas de divorcio estén literalmente por los cielos.


Referencias:

miércoles, 28 de marzo de 2012

El incrédulo

¿Te has puesto a pensar cómo es que sabes lo que sabes?
Claro, alguna vez alguien con algún nivel de autoridad te explicó lo que dices saber y de alguna forma esa explicación, escrita o hablada, tuvo el sentido suficiente y la coherencia necesaria para que tu cerebro la aceptara como válida. Otra opción es que tu conocimiento lo hayas generado por ti mismo a partir de experiencias personales, es decir conocimiento empírico; como cuando uno aprende que caerse y rasparse una rodilla duele mucho o la técnica de cómo andar en bicicleta. Pero, siendo honestos, cuántas veces te has topado con un cambio de paradigma que le de una vuelta por completo a todo lo que conoces o, al menos, te preciabas de conocer. Si la respuesta es ninguna vez, es muy probable que algo ande mal, terriblemente mal.

Todo inicia cuando somos muy pequeños. Siendo indefensos, estamos obligados a poner atención a cualquier figura de autoridad y a tratar de imitar lo que sea que esa figura haga; cómo mueven la boca y producen sonidos, cómo mueven las manos o las piernas para trasladarse de un lugar a otro, etc. Eso nos ha garantizado la supervivencia como especie por cientos de miles de años; no solamente a nosotros como especie humana pero en muchísimas otras especies de animales por millones de años.

Más aún, en animales sociales como el humano, también debemos incluir la influencia que ejerce en nosotros la sociedad en la que vivimos mientras nos desarrollamos e incluso después.  En los humanos, influyen tanto nuestros padres como la sociedad que nos rodea. Incluso, la sociedad influye más que nuestros padres en ciertas etapas y menos en otras.

En la naturaleza existen muchas estrategias de supervivencia y el aprendizaje por medio de nuestros padres solo es una de ellas. Sin embargo, esa estrategia de supervivencia tiene un problema y es precisamente que otorgamos de manera gratuita el rol de autoridad a quien se encarga de nosotros cuando estamos pequeños; otorgamos de manera completamente arbitraria un valor de verdad a todo lo que se nos enseña sólo porque nuestros padres y familiares nos lo dicen ellos. Otra forma de ver esta estrategia de supervivencia es que es suficientemente buena pero dista mucho de ser la óptima ya que mientras hacer caso a nuestros mayores nos hace mejores candidatos a permanecer vivos el tiempo suficiente como para hacernos independientes y propagar nuestros propios genes, esto también nos hace vulnerables a los mismos errores que cometen quienes cuidan de nosotros mientras somos pequeños.

El establecer una confianza ciega en la figura de autoridad por defacto que está enfrente implica supeditarse a las habilidades de supervicencia de esa misa figura. En otras palabras, si los padres tienen malas habilidades para sobrevivir en su entorno entonces el hijo mantiene menos oportunidades de permanecer vivo. Este mecanismo de supervivencia resulta ser cierto incluso hoy en día y también es compartido en muchísimas especies de otros animales que fundamentan su supervivencia en la mejora continua de habilidades que deben de ser aprendidas, como la cacería o encontrar fuentes de comida y agua.

Muy bien, pero entonces si regresamos a la pregunta inicial y reflexionamos por un momento cómo es que sabemos lo que decimos saber si es que hemos estado supeditados a esta estrategia imperfecta de aprendizaje; resulta obligada la pregunta siguiente: ¿Cómo saber si lo que decimos saber es cierto o no? Aquí es donde nuestra mente puede jugarnos charadas de un tamaño monumental, a nuestras espaldas y sin darnos cuenta.

Es decir, imaginemos cómo era la vida hace apenas 500 años. En esa época no era nada raro que la gente opinara que el sol sale por el horizonte por la mañana y se pone por el otro lado, justo al anochecer. Hoy en día sabemos (espero que al menos la mayoría) que eso es completamente falso e incluso lo tomamos, por sentido práctico del lenguaje, como un convencionalismo pero desde luego que sabemos que el sol nunca sale y nunca se pone a ninguna hora de ningún día. Es la misma tierra la que con su movimiento de rotación causa ese efecto visual.
-"Pero un momento... ¡visualmente el sol si sale y si se pone!
¿Cómo podríamos comprobar que lo que sabemos es verdad sin tener que, digamos, salir del planeta para mostrar esa nueva perspectiva exterior?
¿Porqué alguien, en su sano juicio, habría de dudar lo que a plena vista es evidente!?"

Es decir, recuerdo muchas explicaciones en la primaria donde la maestra coge una naranja para representar al sol y luego en la otra mano sostiene una manzana que representa nuestro planeta y... Bueno, la idea es clara. Pero, lo más probable es que ella recivió una explicación así a manos de su maestra y ella a su vez a manos de otra y así de manera consecutiva hasta llegar a... ¿Quién?
¿A caso no tendríamos opción de saber que el sol es una estrella de tamaño "mediocre" de 1.4 millones de kilómetros de diámetro si no pudiéramos salir del planeta para constatarlo?

Y qué decir de todo lo demás que tomamos como cierto y nos jactamos de saber como que nuestros padres son quien dicen ser y que "el gobierno es completamente incompetente" y a veces "exageradamente competente como para hacer conspiraciones masivas de control de poblaciones enteras". La televisión es claramente un aliado en esta nueva era de la información y todo lo que vemos en ella es cierto. ¿No?

¿Cómo saber que todos los anuncios de ungüentos tópicos para adelgazar y medicinas son correctas?
Algúnas medicinas son clasificadas como "medicinas alternativas" y el resto son sólo... "medicinas". Sin embargo nuestra amiga la televisión se empeña en mostrar que el extracto de la planta que crece de manera silvestre en las sierras de Oaxaca contiene más vitamina C que la que pudiera ingerir una tripulación de un porta aviones en un año. Además, evita que se caiga el cabello y logra hacer que crezca más en donde más hace falta y deja depilado en donde menos.

Nuestros maestros nos contaron historias del gran Imperio Azteca y lo "avanzados" que eran en su entendimiento del cosmos y sin embargo todo un imperio no fue capaz de sobreponerse a la impresión de unos cuantos españoles con armaduras y oxidados mosquetes con muy limitadas municiones; más de un millon de habitantes de la "gran Tenochtitlán" fueron vencidos por un puñado de balas.

Teorías de conspiración a manos de Carlos Salinas y cómo es que él sólito se llevó el dinero de la Nación y no existe forma alguna de encontrar cómplices, secuaces o al menos algún ridículo rastro de evidencia de algo que ya forma parte del conocimiento popular mexicano, y... no. Al parecer sólo nos quedamos con el mismo palmo de narices. Y ni qué mencionar el tan mentado complot de fraude electoral cuya evidencia es precisamente que no dejó evidencia alguna. ¿Acaso la "verdad" se ha convertido en mera cuestión de opinión o de esos que a diestra y siniestra prefieren quedar de acuerdo en que no hay acuerdo con nadie?

Sólo es cuestión de mirar alrededor para poder darnos cuenta de que los temas que polarizan a la sociedad  lo son porque estamos enfermos de incredulidad. Pero con toda esta evidencia de problemas en las fuentes de información habitual no nos queda de otra más que ser unos completos incrédulos y desconfiados de todo y todos.¿O no?

No, realmente no. Resulta realmente curiosa la diferencia entre ser incrédulo y ser un completo escéptico y a decir verdad muchas personas utilizan esas dos palabras como si fueran intercambiables o incluso sinónimos. Sin embargo, las diferencias entre esos dos términos son tan importantes que no podemos pasarlas por alto.

En sí un incrédulo es aquella persona que no cree en algo por el simple hecho de no hacerlo. Sin mayor justificación ésa persona considera como falsa la proposición que se le ha expuesto. Si, así sin más y de esos esta lleno el planeta. Personas que les puedes explicar un concepto de una y mil maneras, mostrar  toneladas de evidencias, estudios científicos y simplemente todo se reduce a una negación artera.

-"Siiiii! Ya se que lo que te estoy diciendo me hace parecer completamente loco pero aún así creo que no es posible que seamos primos del mono."
- "No existe argumento alguno que me puedas exponer que me convenza de que Dios no existe pero considero valida tu opinión y la respeto"
-" La teoría de la evolución sólo es eso: una teoría. nada comprobado si no sería la ley de la evolución" 
-"Naaaah! Pero claro que Dios no existe. Esa es simplemente mi opinión personal y no hay nada que puedas hacer para cambiarla"
Si, así como lo lees, existen ateos incrédulos. Y en mi opinión resultan ser de los peores pues son la versión atea de los fanáticos religiosos; con todo y fe y el resto de patrañas que los caracteriza.
¿Cómo comparar diferentes versiones de la Biblia o el Corán? ¿Cómo es que tantísima gente se ha dedicado a estudiar versiones distintas de un mismo documento y llegan a conclusiones diametralmente opuestas que han causado divisiones entre naciones para solo plagarlas con muerte y destrucción?

Si un médico hace un diagnóstico y uno no acepta el resultado; está en pleno derecho en pedir una segunda opinión. Y si el segundo médico tiene un diagnóstico diametralmente opuesto, cómo saber que no es él quien se ha equivocado esta vez. ¿Y qué pasa si lo mismo ocurre con un tercero?

¿Dudar de todo y todos resulta ser lo más conveniente?
No, realmente dudar sobre todo, además de ser poco realista resulta ser muy poco productivo. Ahora, esto no quiere decir que entonces vayamos por la vida usando la fe para todo. Conforme avanzamos en la vida vamos aprendiendo qué cosas son más relevantes o de mayor impacto personal y qué cosas no. De esa forma si un amigo nos comenta que hoy se levantó más temprano de lo habitual, tiene realmente tan poco impacto que no importa tanto si resulta ser verdadero o no. Por el contrario, si estamos frente a un vendedor de bienes raíces y nos proporciona explicaciones del porqué hoy mismo es el mejor momento de invertir nuestros ahorros completos en un producto que el ofrece, entonces resulta de mucha mayor trascendencia.

Como regla general podemos considerar que mientras más grande y extraordinaria sea la afirmación o proposición que nos presentan, tanto o más deberán ser las pruebas y evidencias y formalidad que ameriten su aceptación; mientras tanto nos reservamos el derecho de juicio de valor. A este tipo de razonamiento se le conoce como pensamiento critico y es la pieza fundamental de todo escéptico.

Un escéptico es aquella persona que, para sorpresa de muchos, está abierta a distintas formas de pensar y está dispuesta a escuchar ideas nuevas por locas que parezcan. Sin embargo, se reserva el juicio de valor hasta que la evidencia sea mostrada de manera convincente y "ambos lados de la historia hayan sido presentados". Muchos escépticos conocemos esa actitud como "la posición por omisión" o "posición inicial".

Se conoce con ese nombre pues asemeja la postura de un juicio legal en donde el juez es uno mismo y existe una parte acusatoria y otra que es la parte defensora en un caso particular. Al presentar sus evidencias y argumentos cada una de las partes, lo que está en juego es la proposición inicial y únicamente eso. Si el fiscal acusador no resulta convincente en su exposición entonces no se concluye que la proposición sea falsa y simplemente se concluye que la evidencia mostrada no es suficiente para emitir un juicio. Ahora, esto no significa de ninguna manera que la proposición se pueda evaluar como verdadera como una consecuencia directa y entonces se dice que la proposición simplemente "no es falsa".

De manera estricta, ser escéptico no implica la utilización de un método particular pero sí implica posponer el juicio o la aceptación de cualquier idea hasta que la evidencia sea expuesta, revisada y analizada. Esto no quiere decir que entonces los escépticos somos infalibles o que nunca cometemos errores. Muy por el contrario, lo anterior implica que, con el afán de encontrar la verdad, estamos dispuestos a cambiar en nuestra forma de pensar u opinar si es que existe evidencia suficiente. De esa manera podemos entonces concluir que un escéptico es una persona que es lo suficientemente abierta y flexible para cambiar su forma de pensar y opinar sobre diversos temas y lo suficientemente rigido y estructurado para no cambiar  su opinión si la argumentación presentada no lo amerita.

Existen varias herramientas que conviene tener dentro del "botiquín escéptico". Estas herramientas no son intuitivas para la mente que aún no es escéptica pero con la práctica y su uso continuo terminan por convertirse en cuestión casi de reflejo. No son otra cosa más que reglas lógicas que ayudan a estructurar nuestra forma de pensar y nos hacen más receptivos a las partes importantes y resaltan los errores lógicos cuando llega el momento de tomar una desición sobre la veracidad de algo.

En mi botiquin escéptico recomiendo ampliamente tener al menos estas tres herramientas:
  1. Conocimiento general del método científico.
  2. Kit para detección de patrañas.
  3. Conocimiento general sobre los errores lógicos o Falacias.
La buena noticia con respecto de esas dos herramientas es que no tienen un costo real monetario y que hoy en día podemos conseguir documentación al respecto de manera trivial. La mala noticia es que conseguir una utilización prominente con cualquiera de las dos herramientas involucra práctica, pero bien creo que lo vale.

Conocimiento general del método científico:
Es de gran utilidad conocer cómo funciona la ciencia y cómo es que hemos llegado hasta donde estamos gracias a ella. Hasta el día de hoy el método científico es el método más acertado para descubrir cómo es que funciona todo a nuestro al rededor y garantiza la veracidad de cada uno de los cuerpos de conocimiento   que se generan de ahí. Mucha gente continúa alegando que la teoría de la evolución de las especies es "sólo teoría" pero eso sólo muestra la gran ignorancia de cómo funciona la ciencia.

El método científico, de manera resumida podríamos entenderlo como una serie de pasos que incluyen:

  1. Definir una pregunta de interés.
  2. Observar y recaudar información y recursos.
  3. Formular una hipótesis que explique el fenómeno observado.
  4. Someter la hipótesis a pruebas repetibles y reproducibles y recaudar la información y hallazgos.
  5. Analizar los datos encontrados.
  6. Interpretar los hallazgos para producir conclusiones. Aquí es donde nacen nuevas hipótesis.
  7. Publicar los resultados para que sean revisados por otros.
  8. Volver a someter las pruebas; por lo general a manos de otros equipos de científicos.


Kit para la detección de patrañas:
El nombre de esta herramienta fue acuñada por el científico Carl Sagan en su libro "A Demon Haunted World" y su  propósito era crear una lista condensada de acciones que podemos hacer para asegurarnos que una afirmación en particular tiene "méritos" para ser considerada como verdadera o, en el caso opuesto, poder distinguir los errores en su construcción para poderla ignorar con cierto nivel de confianza. Básicamente este kit se refiere al conjunto de 10 preguntas que uno se debe hacer a si mismo o a otras personas cuando nos encontramos con una afirmación que debemos analizar para aceptar o rechazar.

¿Qué tan confiable es la fuente de la afirmación?
Muchos seudocientíficos se muestran comúnmente confiables, pero cuando son examinados más rigurosamente, los hechos, cantidades, estudios y demás evidencia presentada resultan exagerados, distorsionados, sacados de contexto e incluso, en casos extremos, fabricados.

Detectar información fraudulenta puede resultar todo un arte que se vuelve cada vez mas sencillo conforme la practica pero nunca llega a ser algo trivial a menos que sean afirmaciones repetidas o que se asemejen a casos anteriormente revisados con los que tenemos ya una familiaridad. Hay que pensar, también si los datos distorsionados son presentados de forma intencional y tramposa o es simplemente un error u omisión de parte de quien está presentándola.

¿Que tanto se está extendiendo por encima de los hechos reales?
Una cosa es decir que el cuerpo requiere de alimento para poder generar la energía necesaria para funcionar y otra muy distinta es hablar sobre los "flujos siderales que tiene la energía positiva que emana de la conciencia universal que subyace la trascendencia inmutable del plano cósmico, donde habita nuestro cuerpo astral, en tanto que todos somos uno y uno somos todo"...

¿Quién más ha confirmado dicha afirmación?
Es de extrema importancia verificar que quién confirma una información pertenezca a un circulo externo al circulo de quien está presentando la información ante ti. Es muy común que quien aparece como confirmante resulta ser miembro del mismo equipo o compañía que quien presenta la información. Un ejemplo muy claro es en el caso de la homeopatía, en donde los que confirman la información sobre la veracidad de la homeopatía son laboratorios homeopáticos.

¿Cómo encaja esa afirmación con el conocimiento que ya tenemos de cómo funciona el mundo?
Carl Sagan decía que afirmaciones extraordinarias requieren evidencias extraordinarias. Con esto el dejaba en claro que si alguien presenta una nueva idea de cómo funciona algún evento natural, entonces esa explicación debe encajar perfectamente con el resto de lo que ya conocemos o bien debe proveer de una explicación de cómo es que todo ha cambiado.

¿Hay alguien quien haya tratado de comprobar que es falso o sólo se han dedicado a encontrar evidencia que apoye la proposición?
Esto se conoce como sesgo de confirmación que básicamente establece la tendencia que tenemos de poner más atención a la evidencia que confirma una proposición y a poner menos en la que la contradice. Para un verdadero escéptico es tan importante quien propone una nueva idea como quien trata de falsificarla.
Existen muchos ejemplos de sesgos confirmatorios; las personas que creen en teorías de conspiración tienden a caer en este problema pues encuentran patrones que parecen indicar evidencia importante pero cuando encuentran otros patrones contradictorios simplemente se dedican a pasarla por alto.

También es común que laboratorios inviertan muchísimo dinero en investigaciones muy costosas y cuando descubren que la hipótesis inicial no tendrá los resultados esperados presionen a los mismos científicos para pasar por alto las evidencias contradictorias y destacar las confirmatorias. Este problema es tan común que es motivo de estudio.

¿La evidencia presentada apunta preponderantemente hacia la conclusión que expone el autór de la afirmación o más bien hacia otra dirección diferente?
Un ejemplo clásico es el de la Teoría de la Evolución de las especies. La cantidad de evidencia encontrada y estudiada es preponderantemente confirmatoria con el modelo descrito y ha sido confirmada una y otra vez por diferentes equipos y científicos en momentos diferentes e independientes y no solo explica un fenómeno sino que ayuda a predecir otros y encaja directamente con lo que se observa en el mundo. Sin embargo, no existe ningún fósil o evidencia paleontológica que tenga inscrito la palabra evolución, más bien son los míles y miles de pequeñas evidencias que establecen un rastro innegable de que dicha teoría es, de hecho, correcta.

¿Quien está haciendo la afirmación está empleando las reglas, lineamientos y metodologías aceptadas para llevar a cabo las investigaciones pertinentes o realmente las ha abandonado con el afán de llegar a la conclusión preestablecida?
Existe una clarísima distinción entre el Instituto de Búsqueda de Vida Extraterrestre y charlatanes de poca monta como Jaime Maussan. De cierta forma esta pregunta ayuda a identificar otra forma de sesgo de confirmación pues algunos investigadores están tan sumergidos en el tema de estudio que olvidan por completo las reglas y lineamientos que permiten mantenerse objetivo.

¿El proponente está proporcionando una explicación para el fenómeno observado o realmente es una negación de la explicación existente?
Esta pregunta ayuda a encontrar, incluso, las estrategias más comunes en debates y básicamente consiste en criticar al oponente sin llegar nunca a establecer o proponer lo que realmente lo que se cree. Un caso clásico es el de las explicaciones creacionistas, pues establecen mil y una razones del porqué el modelo actual de evolucion de las especies es incorrecto pero nunca proponen una explicación real que vaya más allá de "dios es el único responsable y él lo hizo".

¿Si el proponente sí ofrece una nueva explicación para el fenomeno observado, también contempla tantos otros fenomenos como el modelo anterior?
Esta pregunta ayuda a detectar si la explicación que nos proporcionan realmente encaja con lo que se sabe del cómo funciona el mundo o nuestro entorno. Si la explicación realmente queda "corta" en su alcance es entonces motivo suficiente para sospechar de ella; tal vez el modelo propuesto aún no es lo suficientemente maduro o aun contiene errores.

¿Las creencias personales y tendencias están motivando las conclusiones e investigación del proponente?
Una herramienta mas para detectar un sesgo o tendencia confirmatoria. Los cientificos siguen siendo humanos y son propensos a ser influenciados por motivos personales, incentivos o presiones externas. Sin embargo esos problemas suelen dejar cabos sueltos que nos ayudan a detectarlos. Usualmente esta es una perfecta razón para someter a escrutinio los artículos publicados para que otros colegas los revisen y evalúen de manera más objetiva.

Conocimiento general sobre falacias y errores de lógica
Realmente esta herramienta resulta ser una habilidad una vez que entendemos qué quiere decir cuando alguien comete una falacia. Por lo general todos las hemos cometido al hablar o escribir e incluso me atrevería a decir que forma parte de muchos aspectos culturales de muchos países. Una falacia es literalmente un error en el razonamiento que produce un argumento lógicamente inválido.

Las falacias más populares se dividen en dos categorías, falacias materiales y falacias verbales. Las falacias materiales contemplan los siguientes casos:

  1. Falacias de generalización
  2. Falacias de conclusión irrelevante
  3. Afirmación de consecuente y negación del antecedente
  4. Evadir la pregunta
  5. Falacia de causa falsa
  6. Preguntas "cargadas"
  7. Falacias de sobre simplificación del argumento inicial
Las falacias verbales contemplan también muchos casos que se obtienen de formas inadecuadas del uso del lenguaje o sus palabras o bien por utilización de términos ambiguos; algunos ejemplos de falacias incluyen: equivocación de términos, palabras ambiguas, falacias por composición, falacias de división, comprobación abrumadora, sentido figurado o falacias por conceptos abstractos erróneos. 

Conocer de qué tratan cada una de las distintas categorías ayuda mucho cuando estudiamos algún tema en particular ya sea de índole científica, política o cualquier otra y para muestra basta un botón. Hace poco un político publicó un texto en su campaña que decía algo como esto:

"Los ciudadanos están cansados de la pobreza extrema y las falsas promesas de campaña. Lo que requiere el Estado es un gobierno de calidad que se comprometa a generar el crecimiento económico que tanto hace falta. Por lo tanto lo que se necesita es un gobierno honesto e incluyente..."

Haciendo un pequeño análisis podemos darnos cuenta de que ese pequeño párrafo, a demás de ser tremendamente común en la forma de hablar de los políticos, resulta estar plagado de falacias. Por ejemplo, esta generalizando sobre el cansancio de los ciudadanos y el origen de sus preocupaciones. Finalmente el político hace una conclusión irrelevante pues no existe una relación directa entre la pobreza extrema y un gobierno honesto e incluyente como solución al problema.

Existen muchas fuentes de referencia que pueden ayudarnos a mejorar en nuestras habilidades de escépticos y a estar preparados para distinguir buenas ideas y argumentos de los que no lo son. Estas herramientas en mi botiquin de escépticos me han ayudado a encontrar un mundo mucho más congruente y por consecuencia más cautivador e interesante.