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martes, 15 de mayo de 2012

México, siempre infiel!


Era el año de 1990 y ya estaban todos los fieles mexicanos postrados en frente del sumo sacerdote, hoy Beato Su Santidad Excelentísima Juan Pablo II. Miles de compatriotas yacían postrados en total admiración cuales adolescentes que por primera vez tienen la oportunidad de ver descender del avión a los mismísimos Beatles; esperando a que aquella figura pronunciara palabras de altísima sabiduría y profunda reflexión. Palabras únicamente esperables de alguien que tiene una grado supremo, no sólo de iluminación divina sino de cercanía con la entidad divina, incomprensible, incalculable, omnipotente y, finalmente, único responsable y diseñador de todo lo que conocemos y podremos conocer. Si, así es, el Alfa y el Omega, la santísima trinidad en conjunto y también por separado; Dios, para no tener que entrar en detalles. Y no dios, sino Dios pues no hay que andarse con rodeos, hay que servir al verdadero y único.

Así púes, transcurrieron porras para el Papa mientras su erudito y excelso mensaje comenzó a fluir.

-"Méeeexico saaaabe bailar!"

La multitud entró en un estado de euforia ante la sabiduría de aquel mensaje que de seguro detonaría tesis doctorales en su análisis y contenidos ocultos al ojo no experto.

-"México sabe rezar"

Agregó aquel Papa joven que decidió convertir en tierra santa el territorio mexicano

-"México sabe cantar"
-"Pero más que todo... México sabe gritar!"
-"México siempre fiel! ¡Adiós!"


Recalcó el sumo pontífice haciendo estallar en alaridos de los fieles aquel lugar que se habría convertido en motivo de orgullo nacional. El Papa había acuñado la frase que definiría a la población católica y mexicana por el resto de los días. "¡México, siempre fiel!".





La palabra fidelidad tiene varias acepciones pero las aceptadas actualmente por la Real Academia de la legua española son:
fidelidad.(Del lat. fidelĭtas, -ātis).

1. f. Lealtad, observancia de la fe que alguien debe a otra persona.
2. f. Puntualidad, exactitud en la ejecución de algo.
De forma inmediata podemos ver que los dos significados de fidelidad aceptados de manera general por los pueblos de habla hispana nos sirven como un marco de referencia que permite evaluar aquella aseveración papal con respecto a la fidelidad del pueblo mexicano.

Para poder llevar a cabo este análisis, que considero tan necesario, podemos comenzar por definir algunas medidas o características de la cualidad de ser fiel. Es decir, para poder ser considerado fiel, se necesita poseer como características la lealtad, ser observable en nuestra fe, puntualidad y exactitud en la ejecución de las leyes o reglas; características que identifican a la perfección a este santo pueblo mexicano, quien hoy en día representa, galantemente, "la segunda nación más católica del mundo" según el mismo presidente de la república mexicana, Felipe Calderón Hinojosa.

Como todo buen análisis hay que poner miras en el principio de las cosas, y como las cosas tienen un principio en la historia, remontémonos pues al pasado para revisar cómo hemos estado comportándonos para ver si es cierto que merecemos semejante acusación de fidelidad.

México, mucho antes de ser una nación era un conjunto de tierras habitadas por diferentes tribus indígenas que compartían muy poco entre sí. Algunas, enormes civilizaciones como la azteca y otras más pequeñas que sufrían el yugo constante de los primeros. No había un lenguaje común que les permitiera ponerse de acuerdo o siquiera negociar de manera efectiva. No había tampoco una cultura general entre las distintas civilizaciones o tribus que habitaban el ahora terreno nacional que permitiera el surgimiento de una identidad como nación. Incluso muchos de los asentamientos indígenas de hoy en día siguen comportándose tal cual como en aquella época.

Dentro de las pocas coincidencias estaban la creencia en religiones politeístas y el compartir siempre conflictos bélicos entre tribus enemigas por diversas razones. Ante esto, poco podemos decir sobre la fidelidad mexicana ante la religión católica romana. México aun no era una nación.

Después vino la conquista por parte de los españoles y tras centenares de miles de muertes y bajas en la población indígena vino la introducción de la religión Católica romana por la fuerza, con el pretexto de salvar las almas de los "salvajes" quienes aun ofrecían sacrificios humanos para calmar la ira de los dioses. Y es que de verdad hay que estar completamente loco o idiota para creer en una religión que ofrece sacrificios humanos para calmar los ánimos de un dios iracundo que es capaz de destruir a toda la humanidad con un simple soplo de su aliento divino.

Claro, los curas que españoles debieron sentir horror al ver los sacrificios humanos cuando lo sensato es creer en otra religión que considera mejor torturar, asesinar y sacrificar al mismo hijo de Dios como ofrenda de sangre para después pretender comer su sangre y carne en cada ritual y así lograr calmar su obsesivo deseo de acabar con todo lo que él mismo ha creado.

La religión entró por la fuerza como entran las lavativas en los hospitales y después hay que aguantarse hasta que el doctor diga que puede ir uno al baño a exonerar la sarta de porquerías que uno trae dentro. Todo siguió ese mismo curso hasta que los curas se dieron cuenta de su error: "Uno puede llevar el caballo al río pero no forzarlo a beber agua". Los "salvajes indios" seguían creyendo, en la privacidad de sus chozas, en sus muchos dioses y diosas. Seguían rezando a la hermosa Tonantzin y seguían encomendando sus tierras a Tlaloc para que estuvieran bien regadas y el maíz fuera bueno para el cuerpo. Mientras tanto, los "indios" seguían pretendiendo balbucear en latín las oraciones que eran destinadas al dios blanco y mutilado que aparecía en los lúgubres templos de los curas españoles.

La nueva España realmente comenzó aquí su carrera de infidelidad mental ante la imposición de un dios menos cercano, menos creíble, débil, malo para la guerra y la siembra y cuya historia no concordaba con la realidad indígena de la época. Aquí no hubo nunca fidelidad real.

Mucho tiempo después, siglos para ser preciso, la Iglesia Católica dio con el clavo. Era más fácil entrelazar la historia de la virgen del monte, proveniente de España, con la imagen de la mismísima y hermosa Tonantzin y misteriosamente apareció la Virgen de Guadalupe ante los ojos atónitos de un tal Juan Diego, indio pastor y vehículo que sirviera como leyenda para engatusar a los ya de por si aturdidos "indios".

La historia fue suficiente para cimbrar los cimientos de la ya de por sí muy minada cultura indígena y poco a poco la leyenda tomó fuerza. Suficiente como para al pasar de las generaciones la cultura comenzara a adaptarse para poder sobrevivir. Aquella mentira se convertiría verdad y luego en una innegable realidad que era soportada por leyendas y hasta una supuesta imagen de la Virgen Morena. Todos se dedicaron a adorar a la virgen y pronto se convirtió en tradición que marcaría la pauta y ritmo a seguir. Al fin el pueblo aquel ya no estaba plagado de "indios salvajes"; pero tampoco quedaban españoles de raza pura. El tiempo se encargó de evolucionar la cultura para permitir dar sentido a los mitos, mentiras repetidas tantísimas veces que en verdad se convirtieron.

Sin embargo, la realidad no había mejorado del todo. Ahora, era Tonantzin, "la niña de los ojos de todo creyente", la Virgen de Guadalupe, la que habría que interceder por todos los mexicanos para poder hablar con aquel dios distante y mutilado entre una cruz de madera. Supongo que la Iglesia debió pensar: "de lo perdido... lo encontrado".


Pero en realidad la idea original de la Iglesia Católica y Romana nunca había entrado completa, tener que apoyarse de santos intermediarios para tener una relación con Cristo resulta más bien una evidencia de la falla de su metodología didáctica más que de un apalancamiento con figuras que promuevan la fe en Cristo. En todo caso, la fe mexicana había comenzado gracias a la real intervención de la leyenda de la Virgen de Guadalupe; una Virgen “india” igual que todos.

Después aquella imagen de la Virgen tuvo que ser usada para desatar la guerra de independencia. Durante aquellas épocas la fe del pueblo mexicano se depositó durante muchos años en la Iglesia Católica y mientras el país no se tambaleaba en su fe; si lo hacía en todos los demás aspectos. Los abusos de las autoridades a manos de diferentes líderes, invasiones extranjeras y varias intervenciones del reciclado Antonio López de Santa Anna, hicieron evidente que la influencia de la Iglesia era demasiada en la mente de la población y el rumbo de la nación. Vinieron entonces las leyes de Reforma que terminarían por establecer en la Constitución Mexicana una tácita separación entre los menesteres de la Iglesia y los del Estado.

Se prohibieron las demostraciones religiosas fuera de los centros de culto y se limitó a los curas a decir misa y perdieron voz y voto. Toda crítica a las instituciones de la Nación sería una violación constitucional y la educación sería laica por obligación en todas las escuelas de gobierno. Siendo estos dos últimos puntos los que funcionarían como pretexto para decir que el Estado estaba sacando a Dios de las escuelas. Sin embargo estas leyes, no tuvieron su aplicación real y vehemente hasta después de la asunción del General Calles al cargo de Presidente de la República Mexicana en el año de 1924

El cura católico José Mora y del Río quien llegó a ser Arzobispo de México desde 1909 hasta 1928, se distinguió siempre por llevar a cabo un apostolado social y activista y fue él quien comenzó a avivar las llamas del movimiento clerical que rechazaba la nueva laicidad del Estado. Finalmente, Mora y del Río fue desterrado a San Antonio, Texas.

El movimiento de rechazo a los artículos 3°, 5°, 24, 27 y 130 de la Constitución que había emprendido el clero desde 1917, se reactivó el 27 de enero de 1929 cuando el diario "El Universal" anunció que el Episcopado Nacional promovería nuevamente la modificación de esos preceptos. El 4 de febrero, el arzobispo Mora y del Río confirmó la noticia y declaró: "La Iglesia combatirá las leyes injustas y contrarias al derecho natural", e hizo publicar en el propio periódico el desplegado Protesta Colectiva del Episcopado, que ya se había hecho circular en 1917.

Calles consignó ante la Procuraduría General de Justicia las publicaciones para las averiguaciones correspondientes y giró a los gobernadores dos circulares, el 13 y el 15 del mismo mes, indicándoles que procedieran a clausurar los conventos y las escuelas confesionales, a determinar el número máximo de ministros de los cultos en sus jurisdicciones y a vigilar que éstos fueran mexicanos por nacimiento.

Los pocos fieles que quedaban en México tuvieron que sufrir la puñalada trapera a manos del Papa Pío XI quien ordenó a todos los curas suspender el culto en todos los templos. ¡Vaya fidelidad la de la Iglesia Católica! Una huelga de culto a costa de la fe de sus propios seguidores. Mas que fidelidad, esto se asemeja mas a una relación de codependencia y utilización. De esas que cualquier abogado usa como cuchillo como causal de divorcio.

Muchos curas que perdieron el reconocimiento como autoridad eclesiástica por parte del gobierno comenzaron las movilizaciones en las escuelas en donde se impartía educación mezclada con religión. La falta de ánimos de luchar por parte de la población que a duras penas se recuperaba de la Revolución y con el pretexto de que el Gobierno estaba intentando sacar a Jesucristo de las escuelas enviaron a niños y jóvenes a luchar por su causa en repudio a las leyes de separación de Iglesia-Estado.

Se suscitaron los hechos violentos de la rebelión cristera y se pidió la intervención extranjera "para tirar al Gobierno". La guerra civil dio comienzo el 15 de agosto, en Valparaíso, Zacatecas, la cual se generalizó en el occidente de la República el primero de enero de 1927 y terminó el 21 de julio de 1929, cuando ya Calles había entregado la Presidencia de la República.

Durante la Guerra Cristera murieron más de 70 mil católicos, entre ellos cerca de 90 sacerdotes. El conflicto termina con la suspensión del Artículo 130 y la deposición de las armas por parte de los cristeros. En aquellos momentos la fe del pueblo mexicano se tuvo que poner a prueba una vez más por los intereses de la Iglesia sin tomar en cuenta cuántas vidas tomara.

Sin embargo, el conflicto entre el Estado y los Cristeros no fue el único problema que enfrentaba el País. A ese conflicto se le sumaron la reelección del General Obregón y la crisis por el choque ideológico entre los Obreros de la CROM (Confederación Regional de Obreros Mexicanos) y la Iglesia Católica que había propiciado la creación del Partido Católico Nacional o Partido Negro.

El conflicto es más fácil de explicar si tomamos en cuenta que en esas fechas había un repudio generalizado a todos los extranjeros. Pues la pelea por el petróleo y recursos de la Nación ya había comenzado a escalar, tanto en ánimos como en acciones, y la mera existencia de un Partido Católico, adicto a los designios del Papa, un extranjero con poder sobre mexicanos y el futuro del país, fueron suficientes para que, con ánimos de debilitar las filas de los católicos, la CROM fundara un proyecto de una Iglesia Mexicana con un Papa local; así como se oye, un Papa completamente mexicano. Y, aunque ese proyecto fracasó se establece una vez más la tajante falta de fidelidad. “¡Habemus Papam Mexicanus!”

Las relaciones que México tenía con el Vaticano se vieron cercenadas por completo hasta el año de 1991 que fueron restablecidas a manos del Presidente Carlos Salinas y no es sino hasta el mandato de Felipe Calderón que se crean las leyes de asociaciones religiosas que permitieron dar reconocimiento a la jerarquía eclesiástica y pudieron dar forma a las ya antiguas y empolvadas leyes de reforma de separación de Iglesia-Estado.

Por encima de todo, en todo ese tiempo la Iglesia Católica ha ido perdiendo adeptos ante otras opciones religiosas y no religiosas también. Los medios de comunicación actuales y la promoción de pseudo medicamentos, rituales, horóscopos y demás patrañas han logrado pasar a México de ser un país de 95% Católico a uno de 84% en tan solo 20 años. Siendo la población identificada como "sin religión" una de las de más rápido crecimiento, según el censo del INEGI del 2010.

Y si bien, aún quedan dudas sobre la terrible infidelidad mexicana ante la Iglesia, aun queda por enfocarnos a los que pertenecen a ese actual 85% de la población fiel y católica mexicana.
Quedamos que la fidelidad también se mide en la observancia del cumplimiento de las reglas. Una de esas puede ser las reglas que ejerce la Iglesia Católica sobre la censura reproductiva de todos sus fieles. En ella están prohibidos todos los métodos de prevención natal que "no sean naturales" como el ritmo o el método Billings.

Sin embargo, y con base en los documentos oficiales del INEGI, podemos encontrar que el 72% de la población de mujeres en edad reproductiva se reporta la utilización de métodos anticonceptivos prohibidos o desaprobados por la Iglesia; siendo la Salpingoclasia el primero de ellos con una preferencia del 43.9% y seguidos del Dispositivo Intrauterino (DIU) con 20.6% y las pastillas anticonceptivas con una preferencia del 10.4%. Todos prohibidos por la Iglesia.

Con lo cual podemos establecer que aún perdura la grandísima infidelidad e hipocresía por parte de los "católicos" mexicanos que aun se jactan de ser un pueblo elegido por Dios mismo para que su madre cuide en especial de ellos. Pero que en cuanto salen de misa y regresan a la comodidad de la alcoba realizan acciones prohibidas por la madre de su religión. Tal pareciera que sigue presente el mismo modo de operación de rezar en un lenguaje y después actuar diferente en lo privado.

Si es esa la fidelidad que exige o reconoce la Iglesia Católica como deseable o admirable, no me sorprende en lo mínimo que las tasas de divorcio estén literalmente por los cielos.


Referencias:

jueves, 7 de julio de 2011

El precio de la caridad

Detente, mira a tu alrededor y pon atención. Mira hacia las zonas pobres cercanas a donde vives o que conoces. Verás que la gente a veces no tienen calles afuera de sus casas, otras veces las casas no están ni siquiera terminadas y muchas otras veces la gente no vive ni si quiera en casas sino en montículos de cartón con forma de choza; entre la basura y miseria. Mira con más atención a la zona, no hay hospitales ni los servicios que son tan obvios para el resto de la sociedad y aún así verás que hay algo que prolifera ahí, que no trata de mimetizarse entre los escombros. Por lo general, será el edificio más caro de la zona o al menos será el mejor cuidado. Ese edificio será decorado con muertos y ensangrentadas imágenes y esculturas de un hombre agonizando o, en su defecto, será decorado con oro, techos altos, imágenes míticas y ambientado con una iluminación tenue y olor a incienso quemado.

¿Porqué siempre las iglesisas de cualquier religión tratan de infectar siempre al más pobre e indefenso?
¿Porqué dicen que la religion ayuda a la sociedad y cuando en las zonas pobres llega la religion nunca se ve un avance real en la sociedad?
Las religones manejan cantidades muy grandes de dinero y podrían lograr una verdadera simbiosis en la comunidad que "infectan" y hacerla prosperar pero hay mucha evidencia de lo contrario por todos lados. 
Uno debería esperar que alguna empresa que llega con tanto dinero como la Iglesia causaría una derrama económica tan fuerte en ese lugar que sería inevitable querer vivir cerca de una iglesia pero eso dista mucho de la realidad.

La importancia que tiene entender cuál es el papel que juega la Iglesia Católica y el resto de las religiones, entendidas como organismos, es crucial si es que pretendemos conseguir un cambio real en nuestra sociedad y que dicho cambio logre avances de verdad. De qué otra manera podríamos aspirar a un cambio real en el cómo deberían funcionar las cosas si no obtenemos una perspectiva de cómo funcionan hoy; qué huecos hay en el sistema actual y qué cosas podemos mejorar o incluso eliminar.

Las religiones modernas tienen el propósito "oficial" de proveer de un marco de soporte y organización social que dan cobijo, seguridad, estructura y acompañamiento psicológico ("espiritual") e incluso un sentido de trascendencia y propósito a sus adheridos. Podemos debatir largo y tendido sobre si ese propósito es o no ese en realidad pero el verdadero interés mio es el de someter a escrutinio las afirmaciones que las mismas organizaciones religiosas como la Iglesia Católica hacen cuando son confrontados con la pregunta: ¿Qué hace la iglesia con el dinero que recauda?
Aquí, intentaré poner a prueba la lógica con la que se explica el ejercicio del dinero por parte del organismo que lo recauda, administra y literalmente se santigua; alegando que los destinos que tienen sus recursos económicos son "bien gastados".

La edición de la revista "The Economist" del pasado mes de Agosto del año 2007 mencionó, palabras más, palabras menos, que el Vaticano debería renunciar a ese trato diplomático especial y aceptar que son la ONG más grande del mundo. Otros han opinado que deberían vender todas sus riquezas y cumplir de una vez por todas con esa misión de terminar con la miseria del mundo. Esas opiniones han movido las fibras más sensibles del catolicismo y sus inconformidades no se esperaron en aparecer, alegando que todo lo que se hace con el dinero del clero es correctamente destinado y justificado en su ejercicio.

Es más, subamos un poco más las apuestas y afrontemos que muchos de los que son creyentes afirman sin titubear que una de las cosas que más salva a las religiones es que hacen muchas obras de caridad y que por tanto son una fuerza de bien en el planeta. La apuesta entonces está en comprobar que eso sea cierto usando los mismos métricos y parámetros que ellos ponen para evaluar y medir el tamaño del esfuerzo que hacen. En concreto, si una organización X menciona que su misión principal es ayudar al desvalido y a los pobres entonces sus acciones deberían ir alineados en congruencia y con el objetivo de cumplir con la misión.

Antes de continuar con nuestro análisis y escrutinio de las acciones religiosas en torno a obras de caridad, debemos tener varias consideraciones que si bien son sencillas, muchas veces desafían el sentido común. Por ejemplo, está el hecho de que no hay una relación lineal entre el esfuerzo que hay para repartir un recurso R entre un grupo de personas y el esfuerzo requerido si aumentamos el número de personas que pertenecen al grupo. Es decir, repartir 1 millón de Dólares entre 2 personas es más fácil que repartir ese mismo millón entre 500,000 personas. La razón es porque dar un cheque de medio millón a cada una de las 2 personas sólo requiere 1 persona escribiendo 2 cheques y posteriormente dándoselos a cada beneficiario. Por el otro lado, repartir cheques de 2 dólares a medio millón de personas implica otros medios de distribución, gente que organice a los beneficiarios y personas que controlen los fondos. En otras palabras, requiere de más infraestructura.

Otra consideración es que una medida de ineficiencia es cuando la estructura de reparto de recursos a los beneficiarios es más costosa que los recursos que se reparten. Digamos que en dicho caso es necesario hacer cambios estructurales. Con relación al ejemplo antes mencionado sería equivalente a querer repartir ese mismo millón de dólares entre el medio millón de beneficiarios y descubriéramos que la sola infraestructura de distribución consume $600,000.00 dólares del fondo de 1 millón a repartir.

La última consideración será que tomaremos como base las finanzas de la iglesia Católica pues resulta ser la religión predominante y más organizada en México. A partir de esa base podremos intentar extrapolar esas situaciones con otras religiones menos populares para meterlas en un escrutinio similar que saque a la luz qué tanto cumplen lo que dicen hacer.

Primero hay que responder cuánto dinero es lo que recibe la Iglesia Católica como organismo. Para ello tenemos que entender cómo funcionan las finanzas del organismo central. En el Vaticano, las finanzas se dividen en 2 partes, las finanzas de la Santa Sede y las finanzas del Vaticano como ciudad. Las finanzas de la Santa Sede son las que se utilizan para cubrir todas las actividades de la "Curia Romana", es decir, el gobierno "supranacional" que ejerce el Vaticano sobre todos los católicos. Los ingresos que tiene la Santa sede también tienen distintas procedencias, la principal de ellas pertenece a las aportaciones que hacen los católicos a manera de donaciones, aportaciones o "limosnas" y las aportaciones que hacen las instituciones religiosas que comprenden el "Óbolo de San Pedro".El ingreso en segundo lugar proviene de las diócesis que están distribuidas por todo el mundo y por último, el tercer ingreso lo proporciona el "Banco del Vaticano" que tiene como nombre oficial, Instituto para Obras de Religión.

Así entonces tenemos que los ingresos reportados durante el año pasado (2010) son como siguen, en números redondeados:

  1. Limosnas, aportaciones y Óbolo: +245 millones de euros.
  2. Diócesis:                                     +27 millones de euros.
  3. Banco del Vaticano:                    +55 millones de euros. ( donados directamente al Papa)
Todo sumado tiene un total de más de 327 millones de euros. de los cuales se ejercieron (gastaron) en ese mismo periodo un total de 235 millones de euros. Por el otro lado la ciudad del Vaticano reportó durante el año pasado ingresos  por 255 millones de euros, de los que gastó solo 234 millones de euros.

Ahora bien, de esos 235 millones de euros que fueron ejercidos por la Santa Sede la pregunta sería: ¿En qué se gastó el dinero?
Según diversos artículos sobre las finanzas de la Iglesia Católica los principales rubros de ejercicio comprenden, y en ese orden también:
  1. Sostener al Clero y sus ministros
  2. El ejercicio del apostolado en todas sus formas y ámbitos
  3. Mantener el culto y actividades religiosas, como son las reparaciones y mantenimiento de edificios y templos y los sueldos de todos los empleados que trabajan en esas actividades.
  4. Acciones pastorales, caritativas, formativas y de promoción social. ( Cabe hacer notar que la caridad es sólo una parte del cuarto punto y que se considera como lo mismo que formar, promocionar y organizar)
También cabe mencionar que el dinero que es directamente donado al Papa queda en absoluta disposición de él sin tener que rendir cuentas dentro de este mismo estado financiero, es decir más de 55 millones de euros tendrían un destino incierto al que los administradores del Vaticano aseguran que también destina una parte a caridad. Quiero insistir en que las acciones de caridad llevan la intención de promocionar la fe católica que a final de cuentas implicaría un aumento de adeptos y por consiguiente ingresos más grandes para la Iglesia.

Mientras los defensores del Vaticano siguen intentando justificar a toda costa la forma y ejecución del dinero que reciben por parte de la gente que cree en ellos, son ellos mismos quienes se vanaglorian y alardean de ser  quienes más hacen en obras de caridad. Pero seamos sinceros, si cada obra que hacen lo hacen con las miras de retribución en número de adeptos entonces podemos darnos el permiso de comparar al Vaticano con cualquier otra organización que haga donativos y que busque también llevar agua a su molino. Qué mejor ejemplo que el reciente desastre en Japón.

Según un artículo publicado en ACI Prensa, el Vaticano donó a la "Conferencia de Obispos Católicos de Japón" la increíble cantidad de $100,000.00 dólares con el objetivo real de que fueran distribuidos entre las diócesis más afectadas por el desastre. Por el otro lado encontramos que Walmart hizo una donación de 5 millones de dólares. Si, Walmart, una cadena de mercados que es criticada y cuestionada por sus maltratos a empleados y que bien podría haber hecho la donación directo a la sola reconstrucción de los Walmarts dañados o destrozados en las zonas más afectadas. ¿Y si así hubiera sido? Aun así es mucho mejor que los damnificados japoneses tengan más empleos y dónde comprar comida que la alternativa nihilista propuesta por el Vaticano. En el caso de los donativos para ayuda a Japón Walmart es el cabús en la lista, muy por encima están países como Australia que donó 10 millones de dólares, a demás de donativos en personal y equipo, e incluso personas individuales que hacen ver al Vaticano como una hormiga. 
¡Vaya concepto de caridad!

¿Y qué tal ayuda para Haiti?
Papa: 100 mil euros
República de Botswana: 1.1 millones de dólares.
Brad Pitt + Angelina Jolie: 1 millon de dólares

Y aún así existen defensores de la administración de la Iglesia Católica que juran que el Papa es pobre pues el no es dueño del castillo donde vive, come y duerme por todos los días de su vida hasta que muera. Mencionan que las iglesias tapizadas con oro de pared a pared son realmente "casas abiertas para que los pobres no sientan tanto la miseria pues a ellos las puertas están abiertas y no se les cobra la entrada". Aseguran que los templos son necesariamente así de grandes pues es una forma que tienen los pobres de demostrarle a Dios la importancia que tiene en sus vidas. 

Pero entonces a esos católicos la fe no solo les nubla la visión con respecto de sus deidades. También les ha dejado ciegos e incapaces de ver que les están jugando el dedo en la boca. Si ellos justifican las acciones que hacen con ese velo de caridad y se auto proclaman una fuerza positiva de bien en el mundo entonces qué hay de las organizaciones extremistas musulmanas que garantizan cobijo económico vitalicio para los familiares de un talibán suicida. ¿O qué tal el caso de las filas de la juventud Nazi a la que perteneció Ratzinger; quienes daban educación, instrucción y estructura a los jóvenes arios? Qué hay de las comunidades cristianas en África del sur donde apoyan con educación y víveres a los que aporten su diezmo, pero los que no entonces son difamados con la maldición de tener una bruja en casa que pueden ser sus mismos hijos a quienes obligan a matar o mutilar, so pena de castigo divino. 

Es muy complicado calcular cuánto dinero realmente destina la Iglesia católica a obras de caridad pues ellos mismos tienden a cambiar la definición de "iglesia" a su antojo; pues en unos momentos pueden referirse a las acciones directas del Vaticano y al momento siguiente, si un católico independiente hace una obra de caridad entonces usan la definición de que la Iglesia esta comprendida por todos los creyentes.

Sin embargo, lo que si es claro es que no es de incumbencia primaria el hacer obras de caridad por encima de la misma estructura eclesiástica y siempre se hacen obras en donde el interés motivador es captar más adeptos. Por eso no se hacen las donaciones directo a los gobiernos que pueden lidiar con la problemática del lugar o la gente; en lugar de eso se establecen estos auto denominados "gobiernos supranacionales" que no son otra cosa que una extensión del gobierno mismo de Vaticano y también de sus intereses.

¿Y aún se preguntan muchos qué tiene de bueno un gobierno y educación laica?

Referencias: