miércoles, 28 de marzo de 2012

El incrédulo

¿Te has puesto a pensar cómo es que sabes lo que sabes?
Claro, alguna vez alguien con algún nivel de autoridad te explicó lo que dices saber y de alguna forma esa explicación, escrita o hablada, tuvo el sentido suficiente y la coherencia necesaria para que tu cerebro la aceptara como válida. Otra opción es que tu conocimiento lo hayas generado por ti mismo a partir de experiencias personales, es decir conocimiento empírico; como cuando uno aprende que caerse y rasparse una rodilla duele mucho o la técnica de cómo andar en bicicleta. Pero, siendo honestos, cuántas veces te has topado con un cambio de paradigma que le de una vuelta por completo a todo lo que conoces o, al menos, te preciabas de conocer. Si la respuesta es ninguna vez, es muy probable que algo ande mal, terriblemente mal.

Todo inicia cuando somos muy pequeños. Siendo indefensos, estamos obligados a poner atención a cualquier figura de autoridad y a tratar de imitar lo que sea que esa figura haga; cómo mueven la boca y producen sonidos, cómo mueven las manos o las piernas para trasladarse de un lugar a otro, etc. Eso nos ha garantizado la supervivencia como especie por cientos de miles de años; no solamente a nosotros como especie humana pero en muchísimas otras especies de animales por millones de años.

Más aún, en animales sociales como el humano, también debemos incluir la influencia que ejerce en nosotros la sociedad en la que vivimos mientras nos desarrollamos e incluso después.  En los humanos, influyen tanto nuestros padres como la sociedad que nos rodea. Incluso, la sociedad influye más que nuestros padres en ciertas etapas y menos en otras.

En la naturaleza existen muchas estrategias de supervivencia y el aprendizaje por medio de nuestros padres solo es una de ellas. Sin embargo, esa estrategia de supervivencia tiene un problema y es precisamente que otorgamos de manera gratuita el rol de autoridad a quien se encarga de nosotros cuando estamos pequeños; otorgamos de manera completamente arbitraria un valor de verdad a todo lo que se nos enseña sólo porque nuestros padres y familiares nos lo dicen ellos. Otra forma de ver esta estrategia de supervivencia es que es suficientemente buena pero dista mucho de ser la óptima ya que mientras hacer caso a nuestros mayores nos hace mejores candidatos a permanecer vivos el tiempo suficiente como para hacernos independientes y propagar nuestros propios genes, esto también nos hace vulnerables a los mismos errores que cometen quienes cuidan de nosotros mientras somos pequeños.

El establecer una confianza ciega en la figura de autoridad por defacto que está enfrente implica supeditarse a las habilidades de supervicencia de esa misa figura. En otras palabras, si los padres tienen malas habilidades para sobrevivir en su entorno entonces el hijo mantiene menos oportunidades de permanecer vivo. Este mecanismo de supervivencia resulta ser cierto incluso hoy en día y también es compartido en muchísimas especies de otros animales que fundamentan su supervivencia en la mejora continua de habilidades que deben de ser aprendidas, como la cacería o encontrar fuentes de comida y agua.

Muy bien, pero entonces si regresamos a la pregunta inicial y reflexionamos por un momento cómo es que sabemos lo que decimos saber si es que hemos estado supeditados a esta estrategia imperfecta de aprendizaje; resulta obligada la pregunta siguiente: ¿Cómo saber si lo que decimos saber es cierto o no? Aquí es donde nuestra mente puede jugarnos charadas de un tamaño monumental, a nuestras espaldas y sin darnos cuenta.

Es decir, imaginemos cómo era la vida hace apenas 500 años. En esa época no era nada raro que la gente opinara que el sol sale por el horizonte por la mañana y se pone por el otro lado, justo al anochecer. Hoy en día sabemos (espero que al menos la mayoría) que eso es completamente falso e incluso lo tomamos, por sentido práctico del lenguaje, como un convencionalismo pero desde luego que sabemos que el sol nunca sale y nunca se pone a ninguna hora de ningún día. Es la misma tierra la que con su movimiento de rotación causa ese efecto visual.
-"Pero un momento... ¡visualmente el sol si sale y si se pone!
¿Cómo podríamos comprobar que lo que sabemos es verdad sin tener que, digamos, salir del planeta para mostrar esa nueva perspectiva exterior?
¿Porqué alguien, en su sano juicio, habría de dudar lo que a plena vista es evidente!?"

Es decir, recuerdo muchas explicaciones en la primaria donde la maestra coge una naranja para representar al sol y luego en la otra mano sostiene una manzana que representa nuestro planeta y... Bueno, la idea es clara. Pero, lo más probable es que ella recivió una explicación así a manos de su maestra y ella a su vez a manos de otra y así de manera consecutiva hasta llegar a... ¿Quién?
¿A caso no tendríamos opción de saber que el sol es una estrella de tamaño "mediocre" de 1.4 millones de kilómetros de diámetro si no pudiéramos salir del planeta para constatarlo?

Y qué decir de todo lo demás que tomamos como cierto y nos jactamos de saber como que nuestros padres son quien dicen ser y que "el gobierno es completamente incompetente" y a veces "exageradamente competente como para hacer conspiraciones masivas de control de poblaciones enteras". La televisión es claramente un aliado en esta nueva era de la información y todo lo que vemos en ella es cierto. ¿No?

¿Cómo saber que todos los anuncios de ungüentos tópicos para adelgazar y medicinas son correctas?
Algúnas medicinas son clasificadas como "medicinas alternativas" y el resto son sólo... "medicinas". Sin embargo nuestra amiga la televisión se empeña en mostrar que el extracto de la planta que crece de manera silvestre en las sierras de Oaxaca contiene más vitamina C que la que pudiera ingerir una tripulación de un porta aviones en un año. Además, evita que se caiga el cabello y logra hacer que crezca más en donde más hace falta y deja depilado en donde menos.

Nuestros maestros nos contaron historias del gran Imperio Azteca y lo "avanzados" que eran en su entendimiento del cosmos y sin embargo todo un imperio no fue capaz de sobreponerse a la impresión de unos cuantos españoles con armaduras y oxidados mosquetes con muy limitadas municiones; más de un millon de habitantes de la "gran Tenochtitlán" fueron vencidos por un puñado de balas.

Teorías de conspiración a manos de Carlos Salinas y cómo es que él sólito se llevó el dinero de la Nación y no existe forma alguna de encontrar cómplices, secuaces o al menos algún ridículo rastro de evidencia de algo que ya forma parte del conocimiento popular mexicano, y... no. Al parecer sólo nos quedamos con el mismo palmo de narices. Y ni qué mencionar el tan mentado complot de fraude electoral cuya evidencia es precisamente que no dejó evidencia alguna. ¿Acaso la "verdad" se ha convertido en mera cuestión de opinión o de esos que a diestra y siniestra prefieren quedar de acuerdo en que no hay acuerdo con nadie?

Sólo es cuestión de mirar alrededor para poder darnos cuenta de que los temas que polarizan a la sociedad  lo son porque estamos enfermos de incredulidad. Pero con toda esta evidencia de problemas en las fuentes de información habitual no nos queda de otra más que ser unos completos incrédulos y desconfiados de todo y todos.¿O no?

No, realmente no. Resulta realmente curiosa la diferencia entre ser incrédulo y ser un completo escéptico y a decir verdad muchas personas utilizan esas dos palabras como si fueran intercambiables o incluso sinónimos. Sin embargo, las diferencias entre esos dos términos son tan importantes que no podemos pasarlas por alto.

En sí un incrédulo es aquella persona que no cree en algo por el simple hecho de no hacerlo. Sin mayor justificación ésa persona considera como falsa la proposición que se le ha expuesto. Si, así sin más y de esos esta lleno el planeta. Personas que les puedes explicar un concepto de una y mil maneras, mostrar  toneladas de evidencias, estudios científicos y simplemente todo se reduce a una negación artera.

-"Siiiii! Ya se que lo que te estoy diciendo me hace parecer completamente loco pero aún así creo que no es posible que seamos primos del mono."
- "No existe argumento alguno que me puedas exponer que me convenza de que Dios no existe pero considero valida tu opinión y la respeto"
-" La teoría de la evolución sólo es eso: una teoría. nada comprobado si no sería la ley de la evolución" 
-"Naaaah! Pero claro que Dios no existe. Esa es simplemente mi opinión personal y no hay nada que puedas hacer para cambiarla"
Si, así como lo lees, existen ateos incrédulos. Y en mi opinión resultan ser de los peores pues son la versión atea de los fanáticos religiosos; con todo y fe y el resto de patrañas que los caracteriza.
¿Cómo comparar diferentes versiones de la Biblia o el Corán? ¿Cómo es que tantísima gente se ha dedicado a estudiar versiones distintas de un mismo documento y llegan a conclusiones diametralmente opuestas que han causado divisiones entre naciones para solo plagarlas con muerte y destrucción?

Si un médico hace un diagnóstico y uno no acepta el resultado; está en pleno derecho en pedir una segunda opinión. Y si el segundo médico tiene un diagnóstico diametralmente opuesto, cómo saber que no es él quien se ha equivocado esta vez. ¿Y qué pasa si lo mismo ocurre con un tercero?

¿Dudar de todo y todos resulta ser lo más conveniente?
No, realmente dudar sobre todo, además de ser poco realista resulta ser muy poco productivo. Ahora, esto no quiere decir que entonces vayamos por la vida usando la fe para todo. Conforme avanzamos en la vida vamos aprendiendo qué cosas son más relevantes o de mayor impacto personal y qué cosas no. De esa forma si un amigo nos comenta que hoy se levantó más temprano de lo habitual, tiene realmente tan poco impacto que no importa tanto si resulta ser verdadero o no. Por el contrario, si estamos frente a un vendedor de bienes raíces y nos proporciona explicaciones del porqué hoy mismo es el mejor momento de invertir nuestros ahorros completos en un producto que el ofrece, entonces resulta de mucha mayor trascendencia.

Como regla general podemos considerar que mientras más grande y extraordinaria sea la afirmación o proposición que nos presentan, tanto o más deberán ser las pruebas y evidencias y formalidad que ameriten su aceptación; mientras tanto nos reservamos el derecho de juicio de valor. A este tipo de razonamiento se le conoce como pensamiento critico y es la pieza fundamental de todo escéptico.

Un escéptico es aquella persona que, para sorpresa de muchos, está abierta a distintas formas de pensar y está dispuesta a escuchar ideas nuevas por locas que parezcan. Sin embargo, se reserva el juicio de valor hasta que la evidencia sea mostrada de manera convincente y "ambos lados de la historia hayan sido presentados". Muchos escépticos conocemos esa actitud como "la posición por omisión" o "posición inicial".

Se conoce con ese nombre pues asemeja la postura de un juicio legal en donde el juez es uno mismo y existe una parte acusatoria y otra que es la parte defensora en un caso particular. Al presentar sus evidencias y argumentos cada una de las partes, lo que está en juego es la proposición inicial y únicamente eso. Si el fiscal acusador no resulta convincente en su exposición entonces no se concluye que la proposición sea falsa y simplemente se concluye que la evidencia mostrada no es suficiente para emitir un juicio. Ahora, esto no significa de ninguna manera que la proposición se pueda evaluar como verdadera como una consecuencia directa y entonces se dice que la proposición simplemente "no es falsa".

De manera estricta, ser escéptico no implica la utilización de un método particular pero sí implica posponer el juicio o la aceptación de cualquier idea hasta que la evidencia sea expuesta, revisada y analizada. Esto no quiere decir que entonces los escépticos somos infalibles o que nunca cometemos errores. Muy por el contrario, lo anterior implica que, con el afán de encontrar la verdad, estamos dispuestos a cambiar en nuestra forma de pensar u opinar si es que existe evidencia suficiente. De esa manera podemos entonces concluir que un escéptico es una persona que es lo suficientemente abierta y flexible para cambiar su forma de pensar y opinar sobre diversos temas y lo suficientemente rigido y estructurado para no cambiar  su opinión si la argumentación presentada no lo amerita.

Existen varias herramientas que conviene tener dentro del "botiquín escéptico". Estas herramientas no son intuitivas para la mente que aún no es escéptica pero con la práctica y su uso continuo terminan por convertirse en cuestión casi de reflejo. No son otra cosa más que reglas lógicas que ayudan a estructurar nuestra forma de pensar y nos hacen más receptivos a las partes importantes y resaltan los errores lógicos cuando llega el momento de tomar una desición sobre la veracidad de algo.

En mi botiquin escéptico recomiendo ampliamente tener al menos estas tres herramientas:
  1. Conocimiento general del método científico.
  2. Kit para detección de patrañas.
  3. Conocimiento general sobre los errores lógicos o Falacias.
La buena noticia con respecto de esas dos herramientas es que no tienen un costo real monetario y que hoy en día podemos conseguir documentación al respecto de manera trivial. La mala noticia es que conseguir una utilización prominente con cualquiera de las dos herramientas involucra práctica, pero bien creo que lo vale.

Conocimiento general del método científico:
Es de gran utilidad conocer cómo funciona la ciencia y cómo es que hemos llegado hasta donde estamos gracias a ella. Hasta el día de hoy el método científico es el método más acertado para descubrir cómo es que funciona todo a nuestro al rededor y garantiza la veracidad de cada uno de los cuerpos de conocimiento   que se generan de ahí. Mucha gente continúa alegando que la teoría de la evolución de las especies es "sólo teoría" pero eso sólo muestra la gran ignorancia de cómo funciona la ciencia.

El método científico, de manera resumida podríamos entenderlo como una serie de pasos que incluyen:

  1. Definir una pregunta de interés.
  2. Observar y recaudar información y recursos.
  3. Formular una hipótesis que explique el fenómeno observado.
  4. Someter la hipótesis a pruebas repetibles y reproducibles y recaudar la información y hallazgos.
  5. Analizar los datos encontrados.
  6. Interpretar los hallazgos para producir conclusiones. Aquí es donde nacen nuevas hipótesis.
  7. Publicar los resultados para que sean revisados por otros.
  8. Volver a someter las pruebas; por lo general a manos de otros equipos de científicos.


Kit para la detección de patrañas:
El nombre de esta herramienta fue acuñada por el científico Carl Sagan en su libro "A Demon Haunted World" y su  propósito era crear una lista condensada de acciones que podemos hacer para asegurarnos que una afirmación en particular tiene "méritos" para ser considerada como verdadera o, en el caso opuesto, poder distinguir los errores en su construcción para poderla ignorar con cierto nivel de confianza. Básicamente este kit se refiere al conjunto de 10 preguntas que uno se debe hacer a si mismo o a otras personas cuando nos encontramos con una afirmación que debemos analizar para aceptar o rechazar.

¿Qué tan confiable es la fuente de la afirmación?
Muchos seudocientíficos se muestran comúnmente confiables, pero cuando son examinados más rigurosamente, los hechos, cantidades, estudios y demás evidencia presentada resultan exagerados, distorsionados, sacados de contexto e incluso, en casos extremos, fabricados.

Detectar información fraudulenta puede resultar todo un arte que se vuelve cada vez mas sencillo conforme la practica pero nunca llega a ser algo trivial a menos que sean afirmaciones repetidas o que se asemejen a casos anteriormente revisados con los que tenemos ya una familiaridad. Hay que pensar, también si los datos distorsionados son presentados de forma intencional y tramposa o es simplemente un error u omisión de parte de quien está presentándola.

¿Que tanto se está extendiendo por encima de los hechos reales?
Una cosa es decir que el cuerpo requiere de alimento para poder generar la energía necesaria para funcionar y otra muy distinta es hablar sobre los "flujos siderales que tiene la energía positiva que emana de la conciencia universal que subyace la trascendencia inmutable del plano cósmico, donde habita nuestro cuerpo astral, en tanto que todos somos uno y uno somos todo"...

¿Quién más ha confirmado dicha afirmación?
Es de extrema importancia verificar que quién confirma una información pertenezca a un circulo externo al circulo de quien está presentando la información ante ti. Es muy común que quien aparece como confirmante resulta ser miembro del mismo equipo o compañía que quien presenta la información. Un ejemplo muy claro es en el caso de la homeopatía, en donde los que confirman la información sobre la veracidad de la homeopatía son laboratorios homeopáticos.

¿Cómo encaja esa afirmación con el conocimiento que ya tenemos de cómo funciona el mundo?
Carl Sagan decía que afirmaciones extraordinarias requieren evidencias extraordinarias. Con esto el dejaba en claro que si alguien presenta una nueva idea de cómo funciona algún evento natural, entonces esa explicación debe encajar perfectamente con el resto de lo que ya conocemos o bien debe proveer de una explicación de cómo es que todo ha cambiado.

¿Hay alguien quien haya tratado de comprobar que es falso o sólo se han dedicado a encontrar evidencia que apoye la proposición?
Esto se conoce como sesgo de confirmación que básicamente establece la tendencia que tenemos de poner más atención a la evidencia que confirma una proposición y a poner menos en la que la contradice. Para un verdadero escéptico es tan importante quien propone una nueva idea como quien trata de falsificarla.
Existen muchos ejemplos de sesgos confirmatorios; las personas que creen en teorías de conspiración tienden a caer en este problema pues encuentran patrones que parecen indicar evidencia importante pero cuando encuentran otros patrones contradictorios simplemente se dedican a pasarla por alto.

También es común que laboratorios inviertan muchísimo dinero en investigaciones muy costosas y cuando descubren que la hipótesis inicial no tendrá los resultados esperados presionen a los mismos científicos para pasar por alto las evidencias contradictorias y destacar las confirmatorias. Este problema es tan común que es motivo de estudio.

¿La evidencia presentada apunta preponderantemente hacia la conclusión que expone el autór de la afirmación o más bien hacia otra dirección diferente?
Un ejemplo clásico es el de la Teoría de la Evolución de las especies. La cantidad de evidencia encontrada y estudiada es preponderantemente confirmatoria con el modelo descrito y ha sido confirmada una y otra vez por diferentes equipos y científicos en momentos diferentes e independientes y no solo explica un fenómeno sino que ayuda a predecir otros y encaja directamente con lo que se observa en el mundo. Sin embargo, no existe ningún fósil o evidencia paleontológica que tenga inscrito la palabra evolución, más bien son los míles y miles de pequeñas evidencias que establecen un rastro innegable de que dicha teoría es, de hecho, correcta.

¿Quien está haciendo la afirmación está empleando las reglas, lineamientos y metodologías aceptadas para llevar a cabo las investigaciones pertinentes o realmente las ha abandonado con el afán de llegar a la conclusión preestablecida?
Existe una clarísima distinción entre el Instituto de Búsqueda de Vida Extraterrestre y charlatanes de poca monta como Jaime Maussan. De cierta forma esta pregunta ayuda a identificar otra forma de sesgo de confirmación pues algunos investigadores están tan sumergidos en el tema de estudio que olvidan por completo las reglas y lineamientos que permiten mantenerse objetivo.

¿El proponente está proporcionando una explicación para el fenómeno observado o realmente es una negación de la explicación existente?
Esta pregunta ayuda a encontrar, incluso, las estrategias más comunes en debates y básicamente consiste en criticar al oponente sin llegar nunca a establecer o proponer lo que realmente lo que se cree. Un caso clásico es el de las explicaciones creacionistas, pues establecen mil y una razones del porqué el modelo actual de evolucion de las especies es incorrecto pero nunca proponen una explicación real que vaya más allá de "dios es el único responsable y él lo hizo".

¿Si el proponente sí ofrece una nueva explicación para el fenomeno observado, también contempla tantos otros fenomenos como el modelo anterior?
Esta pregunta ayuda a detectar si la explicación que nos proporcionan realmente encaja con lo que se sabe del cómo funciona el mundo o nuestro entorno. Si la explicación realmente queda "corta" en su alcance es entonces motivo suficiente para sospechar de ella; tal vez el modelo propuesto aún no es lo suficientemente maduro o aun contiene errores.

¿Las creencias personales y tendencias están motivando las conclusiones e investigación del proponente?
Una herramienta mas para detectar un sesgo o tendencia confirmatoria. Los cientificos siguen siendo humanos y son propensos a ser influenciados por motivos personales, incentivos o presiones externas. Sin embargo esos problemas suelen dejar cabos sueltos que nos ayudan a detectarlos. Usualmente esta es una perfecta razón para someter a escrutinio los artículos publicados para que otros colegas los revisen y evalúen de manera más objetiva.

Conocimiento general sobre falacias y errores de lógica
Realmente esta herramienta resulta ser una habilidad una vez que entendemos qué quiere decir cuando alguien comete una falacia. Por lo general todos las hemos cometido al hablar o escribir e incluso me atrevería a decir que forma parte de muchos aspectos culturales de muchos países. Una falacia es literalmente un error en el razonamiento que produce un argumento lógicamente inválido.

Las falacias más populares se dividen en dos categorías, falacias materiales y falacias verbales. Las falacias materiales contemplan los siguientes casos:

  1. Falacias de generalización
  2. Falacias de conclusión irrelevante
  3. Afirmación de consecuente y negación del antecedente
  4. Evadir la pregunta
  5. Falacia de causa falsa
  6. Preguntas "cargadas"
  7. Falacias de sobre simplificación del argumento inicial
Las falacias verbales contemplan también muchos casos que se obtienen de formas inadecuadas del uso del lenguaje o sus palabras o bien por utilización de términos ambiguos; algunos ejemplos de falacias incluyen: equivocación de términos, palabras ambiguas, falacias por composición, falacias de división, comprobación abrumadora, sentido figurado o falacias por conceptos abstractos erróneos. 

Conocer de qué tratan cada una de las distintas categorías ayuda mucho cuando estudiamos algún tema en particular ya sea de índole científica, política o cualquier otra y para muestra basta un botón. Hace poco un político publicó un texto en su campaña que decía algo como esto:

"Los ciudadanos están cansados de la pobreza extrema y las falsas promesas de campaña. Lo que requiere el Estado es un gobierno de calidad que se comprometa a generar el crecimiento económico que tanto hace falta. Por lo tanto lo que se necesita es un gobierno honesto e incluyente..."

Haciendo un pequeño análisis podemos darnos cuenta de que ese pequeño párrafo, a demás de ser tremendamente común en la forma de hablar de los políticos, resulta estar plagado de falacias. Por ejemplo, esta generalizando sobre el cansancio de los ciudadanos y el origen de sus preocupaciones. Finalmente el político hace una conclusión irrelevante pues no existe una relación directa entre la pobreza extrema y un gobierno honesto e incluyente como solución al problema.

Existen muchas fuentes de referencia que pueden ayudarnos a mejorar en nuestras habilidades de escépticos y a estar preparados para distinguir buenas ideas y argumentos de los que no lo son. Estas herramientas en mi botiquin de escépticos me han ayudado a encontrar un mundo mucho más congruente y por consecuencia más cautivador e interesante.